París bien vale una misa.<br>

Enrique IV, Rey de Francia

En la mañanera de ayer, Marcelo Ebrard, canciller, prometió conseguir la vacuna contra el COVID a tiempo para México. Lo dijo así, con toda la seguridad de alguien que está convencido de que sucederá tal como lo pronunció. Le arrebató a todos sus colegas del gabinete, incluyendo al secretario de Salud, Jorge Alcocer —más notable aún, al rockstar Hugo López-Gatell— esa bandera. La apuesta es grande y pareciera que sabe que tiene las cartas ganadoras.

Y no nos confundamos, no va de mensajero. Va a asegurar la candidatura presidencial. Conseguir las vacunas “a tiempo”, cuando estas existan, no solo es su opción para competir, es probablemente EL boleto ganador para ir por “la grande” de parte de Morena y sus demás partidos satélites.

Es simple: en medio de una pandemia que nos abruma y consume, que ahoga a la economía, que simplemente nos paraliza y no nos deja existir, todos consideraríamos la mayor de las proezas conseguir el ansiado antídoto para el mal que aqueja a los ciudadanos y ciudadanas de México .

Y cuando digo todos, me refiero también al grupo más reacio, radical y recalcitrante de Morena, de la 4T y de la izquierda mexicana que continúa viendo ajeno y con resquemor al hoy secretario de Relaciones Exteriores.

Repito. Su seguridad y determinación fue absoluta. "Esto les puedo decir: México va a llegar a tiempo, va a estar ya, está en el esfuerzo por la vacuna, eso es vital para nuestro País".

Suponemos confía en que México se encuentra registrado ante la Organización Panamericana para la Salud y otras organizaciones para acceder a la vacuna contra el COVID cuando esta esté aprobada. Sabemos de peticiones de nuestro país solicitando participar en la adquisición de las vacunas contra el Coronavirus. Las mismas no salieron de Presidencia o de la Secretaría de Salud, pero sí de la Cancillería. Nuestro país, adicionalmente, participa en diversos esfuerzos multilaterales para el desarrollo —producción y distribución— de la próxima vacuna, incluyendo el de Naciones Unidas en conjunción con el gobierno británico (que al parecer está más avanzado en encontrar una solución gracias a sus escuelas de medicina, las de más reputación del orbe). Ojalá no olviden a los laboratorios nacionales para fabricarla, aunque sabemos que primero hay que obtenerla. El ser partícipes, también, de la GAVI (alianza de vacunas, fundado por la Fundación Bill y Melinda Gates) es integrar un fondo multilateral para el acceso a la vacuna a través de compras consolidadas por adelantado.

Yo estimo que hay además mayor información detrás de las palabras de Ebrard. Posiblemente ya haya adelantando coordinaciones con Arturo Herrera, secretario de Hacienda, o quizá hasta con el mismo presidente AMLO con respecto a la decisión monetaria que pronto deberá tomarse para no quedarse sin las vacunas. Porque todo lo que describí anteriormente no será suficiente, no hará diferencia para nuestro país, si no hay dinero para adquirir las vacunas listas para su uso o el permiso para replicar la fórmula y producirlas nacionalmente. Y si bien Ebrard dijo que “el objetivo es que se distribuyan las dosis entre los países que componen GAVI (77), sin importar su capacidad de pago”, lo cierto es que los países miembros deberán participar de una u otra forma para la compra de las mismas.

Tal vez a través de GAVI las vacunas salgan menos caras. Quizá su costo sea simbólico, aun así, se necesitará dinero para comprar las mismas cuando existan. ¿Habrá convencido ya a López Obrador de la necesidad de esta inversión y que será una vacuna no solo para los mexicanos, sino también para Morena y para asegurar arrase nuevamente, pero ahora en las elecciones intermedias federales y concurrentes locales del 2021?

Es curioso, desde el inicio arrollador de esta administración se ha polemizado sobre quién recibirá el legado de AMLO... Pues bien, Ebrard ha estado en la lista de pre-candidatos; y cada vez que “apaga un fuego” para la 4T —que han sido muchas en 18 meses— se afianza más. (Recordemos algunas: las pipas para Pemex; repatriar las cenizas de connacionales fallecidos por el Covid; la compra de medicinas en el extranjero; “rescatar” a Evo Morales de las fauces de un supuesto golpe de Estado en Bolivia; y, desde luego, lograr —junto con Martha Bárcena, embajadora de México en EEUU— que la reunión con Donald Trump no fuera un verdadero desastre).

El hecho es que él aparece en la lista y, claro está, Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX. Se unió a dicha dupla, el doctor López-Gatell, coordinador de los esfuerzos federales contra el COVID, quien, si continúa solo esgrimiendo su blablablá, terminará por salir tan pronto de la carrera como entró. Deberá de cuidarse Ebrard de que este funcionario (o, para el caso, muchos otros) no le quite la paternidad del logro de conseguir la tan ansiada vacuna. Y es que no nada más en la academia se dan los plagios...

Hoy, con su pronunciamiento, Marcelo Ebrard sabe que hay mucho en juego. La salud de millones y millones de mexicanos, de mexicanas para empezar; pasando por que muchos lo vean cómo quien logró traer las vacunas a México; terminando porque, de lograrlo, se colocará a la cabeza de la contienda por la candidatura presidencial de AMLO para el 2024. Será la mejor “vacuna” para ser elegido. De fracasar, Ebrard tendrá que despedirse de ese anhelo.