Si juegas con fuego te puedes quemar.<br> <br>

Dicho popular

No entendemos. Estamos viendo cómo en Estados Unidos la violencia solo engendra más violencia y aquí, en lugar de tratar de encontrar soluciones, vemos cómo un grupo de gente se lanza contra el palacio de gobierno en Guadalajara, destroza la puerta, pintarrajea la piedra y prende fuego a un policía. Todo aderezado de acusaciones abiertas y disimuladas entre el gobierno local encabezado por Enrique Alfaro y el federal de Andrés Manuel López Obrador.

Podrán decir que todo inició con el asesinato de Giovanni López, quien fue levantado por policías de Ixtlahuacán de los Membrillos (fuerza del “orden” municipal) y no regresó con vida.

Apenas se había conocido el antecedente de George Floyd en Minneápolis, muerto a manos de la policía. Solo que, en México hubo una muerte igual de injusta días antes de la de Floyd y ahí nadie dijo nada...

¡Memoria! En Tijuana falleció un hombre por abuso policiaco, el caso es muy similar al de Giovanni. La diferencia es en la fronteriza ciudad gobierna el municipio y el estado el partido oficial... “Memoria retrasada” cuando Giovanni fue muerto hace UN MES (5 de mayo) y hasta ahora saltó su caso a la palestra pública y se armó algo más que un escándalo.

Pero más allá si el antecedente es Floyd en nuestro vecino país del norte o el asesinado en Tijuana o la injusta muerte de Giovanni, lo que estamos perdiendo de vista, en primer término, es la injusta forma en que se cercenó la vida de quienes no tenían razón de haber sido ultimados y menos aún por las fuerzas del orden.

A continuación, la muy “grilla” costumbre de hacer de cada caso, cada muerte, un punto para fastidiar al opositor, aunque eso signifique azuzar más el dolor y la acción de toda una comunidad que requiere certezas. Hay momentos que apelan a la unión y una desgracia de estas características es una de ellas, pero los gobiernos antagónicos prefieren hacer otro feudo en su continuo y desaseado caminar.

Tercero. Los políticos no son los únicos en soliviantar ánimos e incitar a tener problemas. Artistas de la talla de Guillermo Del Toro pidieron a través de su cuenta de Twitter asistir a la marcha para exigir justicia a nombre de Giovanni. Quiero pensar que lo hizo de buena fe, como en su momento también pidió apoyar a los chicos que por sus conocimientos lograron boleto para la Olimpiada de matemáticas en Sudáfrica.

Tal vez, viendo cómo la muerte de Floyd se ha vuelto bandera para desafiar al gobierno de Trump y al mismo tiempo exigir justicia para todos, no importando el color de piel, pensó que era lo mínimo que se podía pedir por Giovanni: la participación de la gente.

La petición de Del Toro, secundada por otras como la de grupo musical Molotov, sirven de pretexto para la serie de desgarriates y destrozos que las noticias transmitieron. No solo eso, pareciera que son indicio de que el cineasta se plantea incursionar en la política.

Querer contener por un puesto de servicio público, y máxime buscando la voluntad de la gente, es una actitud encomiable por las razones correctas. Sin embargo, se requiere primero estar consciente de que la administración pública no es como una película... Es algo más serio, donde los monstruos son reales y no se distinguen tan fácilmente como los de las obras del gran cineasta.

Entrar a la administración pública (o querer ser parte de ella) es cosa seria (sin que por ello sostenga yo que eso sea bueno o malo, ni mejor o peor que la industria cinematográfica o musical).

Por último, tanto las autoridades como las celebridades, hoy más que nunca, requieren ser en extremo cuidadosos, pues la población se encuentra muy alterada. Debemos estar conscientes de que el país es un hervidero y que se enciende con cualquier chispa.

Una muerte tan sentida como esta, no debe ser utilizada por unos y otros. Quienes quieran protestar por la misma, deben canalizar y conducir de forma correcta sus reclamos y justificadas solicitudes. De otra forma, no solamente Guadalajara estará en llamas.