Ganamos justicia más rápidamente si hacemos justicia a la parte contraria.<br>

Mahatma Gandhi

La captura de Emilio Lozoya en España puede ser la muestra de que el combate a la corrupción va en serio. También momento para probar de que no hay contubernios con el grupo de EPN; y, en su caso, ni con el mismísimo ex presidente. 

Lozoya no sería el primer miembro de su grupo compacto que probará el frío incómodo de las celdas. Rosario Robles ya lleva meses recluida.

Lo que se requiere ahora, es que las autoridades mexicanas envíen la documentación necesaria para solicitar su extradición de forma adecuada. Para ello tienen 40 días naturales. Pero, eso sí, los delitos por los cuales se pide su extradición deberán estar perfectamente sustentados, para que el imputado no pueda evadir la justicia.

En este momento se sabe que en México existen ordenes de aprehensión por lavado de dinero, asociación delictuosa y cohecho, las cuales fueron utilizadas por la Policía Nacional (España) y la Interpol para detenerle. Algunos números para que no olvidemos el tamaño del boquete realizado a las arcas nacionales: 83 millones de pesos en desvío, como revela la UIF; sobornos recibidos por Odebrecht (confesados por dicha empresa en EU en 2016) por 10 millones de dólares. Además de compras de chatarra como el astillero “hijos de J. Barreras” en España con pérdidas de 50 millones de euros para Pemex y de la planta Altos Hornos de México.

Hoy más que nunca se requiere que el gobierno de AMLO realice las indagatorias, procesos y procedimientos de forma impecable. Su aprehensión puede ser la oportunidad –hasta ahora perdida- de demostrar que la actual administración sí es diferente a las demás y que no tergiversará la ley a conveniencia. Que llegará hasta las últimas consecuencias, atendiendo la legalidad, caiga quien caiga. 

Para que la aprehensión de Lozoya resulte exitosa, más allá de las felicitaciones que habrá esta semana y que son válidas y necesarias, se requiere la correcta aplicación de la ley y una ejercer una imparcialidad absoluta durante todo el proceso. Mantenerle en prisión no deberá basarse en una dirección apócrifa (como ha sido con Rosario Robles), lo cual solo ha generado simpatías fundadas hacia la ex secretaria.

Y, por supuesto, dado que “lo que es parejo no es chipotudo”, después de la captura (y extradición) de Lozoya y secuaces, lo que se pedirá es que el dinero robado regrese a las arcas de la Nación.