Se va el gato y salen los ratones.<br>

Dicho popular

Yo fui una vez esa ingenua fiel<br>Que este cuento creyó realidad<br>Y pagué tan caro mi estupidez<br>Que no quiero atreverme a soñar<br>No quiero más castillos en el aire<br>Ni reyes que lastiman sin piedad.<br>

Amanda Miguel

Cambiar perro por gato, nunca sale barato (¡y vaya que nos ha salido carísimo con HLG!)

El jueves, Hugo López-Gatell anunció de forma categórica que las vacunas contra el covid solo las compraría y distribuiría el gobierno federal. En menos de 24 horas, su jefe, el presidente López Obrador —por primera vez en lo que va de toda esta pesadilla de pandemia— lo descalificó al decir que los estados y la IP podían comprar las vacunas, administrarlas y distribuirlas.

Quizá esta decisión la tomó finalmente el mandatario ante el elevadísimo récord en el número de personas muertas y contagiadas en un solo día. O, bien, porque ya vio lo errado de la estrategia del subsecretario de Salud. O tal vez AMLO está en proceso de lavarse las manos, desviar su responsabilidad en este rotundo desastre y culpar a quienes a partir de ahora absorberán la tarea de proveer y administrar las vacunas anticovid en el país. En otras palabras, bajo esta lectura, el titular concede a gobiernos locales, sociedad civil e iniciativa privada una manzana envenenada (en este caso “un suculento queso que oculta una ratonera”).

Sea lo que fuera, es una indiscutible verdad que las decisiones de este régimen han tenido un muy importante costo en vidas e infectados. Mantener a López-Gatell en su puesto no ha salido barato. O, dicho de otra manera, consentir a los “gatos de angora” resulta demasiado oneroso, sobre todo porque estos solo sirven de compañía.

A gato escaldado una vez, no lo atrapan más

Al anuncio de Andrés Manuel al respecto de que las entidades federativas y la IP pueden, a partir de ahora, buscar proveedores y comprar vacunas, generó diverso tipo de emociones. Desde el aplauso compartido por Felipe Calderón, el CCE y la Coparmex, hasta quienes conociendo cómo se las gastan en la 4T (venta/rifa del avión sin venta ni rifa y etcéteras), están esperando ya el ‘gato por liebre’.

Cuando el gato falta, los ratones bailan

¿Por qué el cambio de 180 grados en la posición del gobierno federal al respecto de las vacunas? Nuevamente, respuestas a esta interrogante hay muchas: desde que no hay forma de que el gobierno federal cumpla con el plan que se propuso y anunció, hasta que si la estrategia de vacunación no resulta, los culpables serán los otros. 

Total, “el gato espera que los ratoncitos salgan y dejen de cuidarse para atacarlos”...

Y, sí, ahora los empresarios y gobernadores están en un momento de euforia pensando en todo lo que pueden lograr. Pero el detalle —que ni tan pequeño— estriba en que por ahora y durante varios meses no podrán comprar vacunas. (Las que sí están a la venta para entidades que no son gobiernos de las naciones son la rusa y la china, las cuales tienen un cuestionable nivel de confianza.)

Aquí hay gato encerrado

Se debe ser cauteloso con el optimismo, porque no será fácil alcanzar el objetivo heredado. Sin olvidar que no faltará el vivo que diga tener las vacunas para venderlas, aunque las mismas sean piratas o agua envasada.

A lo anterior sumamos estas preguntas: ¿se podrá demandar a la IP por las vacunas que no sirvan?, ¿se sabrá de aseguradoras que cubran al asegurado si se utilizó determinada vacuna obtenida por un canal que no sea el del gobierno federal? Una vez que la IP las obtenga, ¿qué logística implementarán de forma rápida, pero a prueba de error, para inocular a determinados segmentos de la población?

A buen gato, buen rato

¿Qué pasó con López Obrador para que aceptara dar una concesión a sus críticos y ceder hasta cierto punto el control de toda la vacunación? ¿O sabrá que este es el momento de trasladar la responsabilidad?

En el mismo sentido, se dijo que la razón por la cual se extinguieron 109 fideicomisos fue para que sus dineros sirvieran para comprar todas las vacunas. ¿Dónde está el dinero? ¿A cuál compra se destinará? ¿A quienes sí se les pondrá?

¿Será que es a sabiendas de que no hay ni habrá vacunas suficientes que el problema se les hereda a los gobernadores? Es cierto que ‘más sabe el diablo por viejo que por diablo’, y lo mismo: ‘a gato viejo, ratón tierno’. Para un político avezado como es la cabeza del ejecutivo federal, es mejor dejarles pensar a otros que ellos son quienes solucionarán el problema, al tiempo que apuestan por que no sea así.

‘Al gato le gusta el pescado, pero no mojarse los pies’ (así los López)

La idea es perfecta. Otros deben hacerse cargo de la inoculación, de la compra, de la distribución y quien quedará como el que permitió el esquema es el primer mandatario. Si las cosas salen mal, él tendrá el tiempo para conseguir vacunas o, bien, continuar con la que ya conocemos de culpar a otros de sus errores.

El amo manda al criado, el criado manda al gato, y el gato a su rabo

Desafortunadamente, lo que propone AMLO no es el mismo esquema que en Estados Unidos, donde el Estado provee las vacunas a las entidades y municipalidades, a las farmacias y hospitales, y estos las administrarán y aplicarán. En ese país se mantiene centralizada la compra por parte del gobierno federal, y se distribuirán por los canales de la IP y de los estados, para que sean quienes administren las vacunas y quienes inoculen.

Hacer que la IP y los estados consigan vacunas por su cuenta, y con ello ayuden a cubrir a la población objetivo, además de riesgoso, se traduce en desentenderse.

A ratón con buen olfato, nunca lo sorprende el gato

Lo irónico de todo esto, es que ahí anduvimos los críticos reclamando ese espacio para la IP y los gobiernos locales, y ahora que lo tendrán, resulta demasiado tarde. Estamos ante una concesión presidencial que servirá de poco o nada.

Suponiendo que los gobernadores y muchos otros actores consigan las vacunas, ¿tendrán el suficiente buen olfato y mejor puntería para que “el gato” no los sorprenda? Si esto es así, las ventajas políticas para los gobernadores que consigan la vacunación y hagan un trabajo eficiente en sus estados se multiplicarán.

La pelota está ahora en la cancha de la IP y de los gobernadores. Y como tal, no tienen más remedio que jugar. Al final, con fuerza de voluntad e inteligencia, incluso un ratón (IP y gobernadores) pueden comerse a un gato (Gatell).

Con un ojo al gato y otro al garabato

Sin embargo, la realidad es que peor sería no hacer nada. Sea gobierno federal, estatales o IP es necesario buscar e intentar por todas las vías inmunizar a la mayor cantidad de gente que se pueda. Y, no importa el actor, deberá cuidarse la compra, la distribución y la inoculación. Que las cosas se hagan de forma correcta, transparente y expedita.