En el invierno, la punzante nieve<br>y el viento azotan la soberbia estatua;<br>pero ésta, en su actitud noble y severa,<br>sigue en el pedestal, augusta, impávida.<br>

Manuel Reina

@SEGOB, we have a problem

En la frontera sur tenemos un problema con el trato que se le está brindando a los migrantes centroamericanos, quienes quieren ingresar por la fuerza a nuestro país. También con la respuesta propinada por los migrantes a los miembros de la Guardia Nacional ahí apostados para impedir su entrada. Las fotografías y videos no han dejado mucho a la imaginación.

La inminente entrada de quienes desean pasar a nuestro país, ya sea para quedarse o para tratar de llegar a Estados Unidos, plantea una diversidad de cuestiones.

Son varias...

La primera, quizá, que el gobierno de México pasó de observar la política del libre tránsito a la de no permitirlo. Resulta cada vez más claro que esto obedece a una presión doble, la del gobierno estadounidense y una dificultad interna (¿cómo darles trabajo a los migrantes en el sur del país, cuando los mismos compatriotas del sureste mexicano carecen de trabajo digno y serían los primeros en rechazar a los entrantes?)

En segundo término, el actuar de la Guardia Nacional que, como sucede con cualquier cuerpo de seguridad, son los que siempre están más expuestos. Por un lado deben hacer cumplir las instrucciones a ellos dadas, por el otro no pueden excederse en el uso de la fuerza, por lo que deben soportar en ocasiones actos vejatorios de los grupos de protesta. En este caso, además, tienen que mantener una doble vigilancia para que los habitantes de la región no sufran ninguna molestia de parte de los migrantes.

El tercer aspecto, este de corte político-ideológico: ¿cómo resolver que siendo un gobierno de izquierdas y, con ello, un gobierno en teoría progresista pueda impedir el paso de los migrantes de países hermanos? El mismo Porfirio Muñoz Ledo, como líder histórico de la izquierda mexicana, ya condenó desde su curul lo que ha considerado arbitrariedades realizadas contra los centroamericanos. Por cierto, también señaló la falta de apoyo a todas las parte que ha habido por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Ni sus luces

Cómo parte de un 4T (cuarto término) está la nula aparición o comunicación —hasta el momento— de Rosario Piedra, presidenta de la CNDH con respecto a los hechos por todos conocidos. Se sabe que ella sí está despachando en sus oficinas puesto que a través del área de comunicación de la CNDH se compartió la esquela donde Piedra lamenta el deceso de Pablo Sandoval Cruz, abuelo de Irma Eréndira Sandoval...

Tal vez hoy miércoles que brinde el informe de actividades 2019 de la CNDH, su presidenta tenga algo que decir al respecto de lo que hoy acontece. Pero lo dudo...

Cabe señalar que la comunicación de la CNDH ha sido deficiente en este rubro, por decir lo menos. El sábado, que las puertas de nuestro país se cerraron, solo publicó un tuit comentando sobre la situación de 58 migrantes que buscan ser considerados como refugiados, pero que nada tenía que ver con lo que se desarrollaba en la frontera sur del país en ese momento.

Fue hasta el día de ayer que la CNDH emitió cinco tuits al respecto. Lo triste de los mismos es su posición: la autonomía, análisis y criterio propio se esfumó.

Lo que hace la mano, hace la tras

¿Pero cómo constatar o opinar sobre los hechos que ocurren en la frontera con Guatemala si ni siquiera visitadores tiene la Comisión? Ha resultado que, al igual que quien encabeza el organismo, los perfiles propuestos por Rosario Piedra para las jefaturas de las visitadurías no cumplen con los requisitos que marca la ley. De ahí que no existan al momento los mecanismos para llevar a cabo una de las funciones centrales de la CNDH: visitar los sitios y constatar la situación.

Parte del problema de la falta de actuación por parte de la CNDH es la prontitud con la cual el gobierno está deportando a los migrantes (no se han documentado las quejas o cuestionamiento de ninguna de las partes). Para acabarla de amolar, el silencio de la CNDH fortalece la creciente percepción de que México funge cómo muro de Estados Unidos.

La época de la autonomía de la CNDH ha muerto; hoy ni siquiera muestra un poco de decoro en aparentar una separación necesaria de las acciones del gobierno de la República. Los tiempos cambian, pero desafortunadamente no para mejor como se había prometido. Hoy la CNDH es de Piedra y no sabe cómo reaccionar a que migrantes y Guardia Nacional se den a pedradas.