Los dones que provienen de la justicia son superiores a los que se originan en la caridad. <br>

Khalil Gibran

La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad.<br>

Simón Bolívar

Con la propuesta de una rifa del avión presidencial, acto magistralmente realizado, López Obrador desvió la atención de temas de la agenda nacional en verdad necesarios de debatir. La escasez de vacunas, los problemas en la operación del INSABI, el nulo crecimiento económico pasaron a ser olvidados –temporalmente, al menos.

Tanto quienes querían comprar boleto, como los que se dedicaron a crear ingeniosos memes o aquellos que vieron una cortina de humo más, todos sin excepción comentamos la dichosa rifa de una manera u otra.

Sin embargo, como dije en El Heraldo de México en la columna “El avión a rifa (o cuando la guasa se vuelve mantra)”, no se debe continuar haciendo chunga de todo y con ello dejar de lado lo importante: gobernar.

Ayer era imperioso preguntar a López Obrador sobre el contenido de la iniciativa de reforma del poder judicial (al código penal federal y el incluir la figura del arraigo). ¿Cómo es eso de que se piensa incluir que cualquier prueba o testimonio obtenido mediante amenazas puede servir al proceso judicial? Idea de ataque frontal y mortífero a los derechos humanos. La gravedad de lo anterior ya se ha vivido en nuestro país durante mucho tiempo; volviéndose demasiado fácil incriminar a cualquier persona en delitos no cometidos.

Se abusó tanto de la figura del arraigo, que ahora solo se permite en delitos relacionados con el crimen organizado. Permitir su uso para cualquier tipo de delito, derivará nuevamente en abusos.

Con el presidente Zedillo se realizó una profunda reforma al poder judicial; de hecho, para muchos de forma criticable, descabezó a todos los ministros de la Suprema Corte de entonces. Entre los nuevos juristas que entraron en lugar de los que se fueron estuvo Olga Sánchez Cordero, actual secretaria de Gobernación. Fue una reforma de fondo, y se realizó buscando modernizar a la SCJN, procurando salvaguardar tanto la división entre poderes, como los derechos humanos.

No descarto que pueda ser necesaria una nueva reforma al poder judicial, pero siempre y cuando la misma mantenga y fortalezca la independencia entre los tres diferentes poderes y el blindaje de los derechos humanos. No debe estar el judicial subyugado al Ejecutivo o al legislativo, o viceversa.

Ante un tema tan delicado y fundamental para el Estado, Andrés Manuel no debiera haber distraído con chanzas, ni darnos el avión…