Ha transcurrido un año del fatídico sismo de aquel 19 de septiembre, que repentinamente tambaleó con furia inaudita a diversas zonas del país, pero que    ese vaivén destructor, nacido de las profundidades y de las mismas entrañas de nuestra madre tierra, concentró su castigo brutal y maléfico con mayor severidad en la Ciudad de México. A consecuencia de ello, tan solo bastaron unos cuantos minutos para que parte de esta gran urbe quedara envuelta en nubes de polvo y escombros, con decenas de edificios derruidos.

Una fuerza superior, inmisericorde e incontrolable nos la volvió a destruir. Coincidentemente en fechas análogas, funestos diecinueves de septiembre. Sí, la naturaleza se ha ensañado  con la capital del país, al haber sido sacudida el año pasado por segunda ocasión de forma similar y despiadada por un devastador terremoto como el ocurrido en 1985, que en cuestión de unos momentos, cambió su paisaje urbano de destellos brillantes y de tranquilidad cotidiana, por el de un contexto asombroso y estrujante, con olor a muerte y desolación.

Ante ese fenómeno sísmico de hace un año, también una vez más, por segunda ocasión, afloró el apoyo y la solidaridad de una sociedad civil activa y sensible ante el dolor humano de quienes lo perdieron todo, incluyendo principalmente familiares fallecidos y bienes materiales. Numerosos grupos que de la nada se convirtieron en rescatistas de pico y pala para remover pesados escombros con el objeto de salvar vidas humanas. Nos demostraron que los citadinos no estábamos solos, porque arriesgaban su integridad personal entre peligrosos trozos de concreto.

No escatimaron tiempo, fuerzas y energías para ir por todos los que se encontraban atrapados entre toneladas de moles de concreto. Muestras inolvidables de heroicidad y valentía de cientos de esas personas desconocidas, a quienes en ceremonia especial se les debe de rendir el merecido tributo.

Pero hay que decirlo, en contraste con ello, quienes no tuvieron la mínima vergüenza  ni escrúpulo alguno, fueron determinados candidatos en la pasada elección a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, los que al calor de la campaña política trataron de lucrar con esa tragedia de dimensión sin igual. Principalmente la referencia es a quien fue la candidata apoyada por las siglas del PRD, PAN y MC, de cuyo nombre no me quiero ni acordar, porque hasta resultaría ocioso mencionarlo, sin embargo, es un personaje plenamente identificable por todos.

El caso es que siempre trató de inculpar de manera directa a la Doctora Claudia Sheinbaum de la catástrofe sísmica sucedida específicamente en el Colegio Rébsamen, con señalamientos falsos y carentes de sustento. Circunstancia que no le dio resultados, porque se impuso la madurez de la ciudadanía al desestimar sus perversas acusaciones, con las que evidentemente su única finalidad era calumniar todo lo que se pudiera para obtener votos. Estrategia politiquera despreciable que a la postre quedó en el fondo del cesto de la basura.

Eso en cuanto a lo político, pero además, en cuanto a lo económico, ocurre algo  similar, porque hay otros buitres ocultos de la administración pública actual de la Ciudad de México, que nomás no dan la cara respecto al manejo que habrán hecho de los múltiples donativos económicos, mismos que en  su momento fluyeron con rapidez desde el ámbito internacional y nacional para ayudar en la emergencia a los damnificados y para la reconstrucción de sus viviendas dañadas o de plano destruidas por el fatídico sismo. A la fecha la sociedad  desconoce qué cantidad económica se logró acumular para paliar el magno desastre. Ante ello y en su oportunidad, Claudía Sheinbaum, habrá de revisar meticulosamente peso por peso de esos fondos económicos y castigar sin compasión alguna a quienes posiblemente hayan incurrido en algún mal uso de la generosa ayuda.

Está muy bien lo del macrosimulacro realizado este miércoles pasado, como un evento en el que se recuerda y se  homenajea a los que se fueron por el sismo del 19S. Simulacro que fue todo un éxito participativo. Es algo que paulativamente lo vamos asumiendo como parte de nuestra cultura y  actitud permanente, al ser un elemento de entrenamiento que puede salvar nuestra vida en un momento crítico, cuando se tenga que usar en emergencias, ante la presencia de la amenaza real, derivada de este tipo de calamidades o terremotos terroríficos, que no sabemos en qué momentos nos sorprenderán. Lo veremos.

Pálida tinta: En la gira de agradecimiento que esta semana emprendió por todo el país el Presidente de la República electo, Licenciado Andrés Manuel López Obrador, entre otros temas importantes que fue tratando, salió a relucir su inclinación hacia su deporte favorito, el Beisbol, al estar acompañado en Culiacán, Sinaloa, aparte del Gobernador, con la leyenda de los Dodgers, Fernando Valenzuela, pero también aprovechó para darle la bienvenida al otro astro Argentino, Diego Armando Maradona, quien llegó a México para dirigir en el futbol a los Dorados de Sinaloa……….A propósito de apoyos al deporte, que al Cruz Azul para que ya no esté de arrimado en el Estadio Azteca, la Presidente Municipal electa de Naucalpan, Paty Durán, ya le ofreció a este Club de futbol de primera división todas las facilidades para que eventualmente contruyan su propio estadio en Naucalpan. Como quien dice, lo que es en el fomento al deporte, Paty Durán va muy acorde con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Seguro que en muchos otros rubros van a caminar muy de la mano, porque México y Naucalpan lo necesitan.