Yo sé que muchos, por no haber sido una estrella de la NBA, demeritan  la carrea de Eduardo Nájera en una de las ligas más competitivas del mundo. Pero mantenerse 12 añosa a ese nivel, única y exclusivamente con esfuerzo y méritos personales, se dice fácil, pero no lo es.

Lalo se retirará del basquetbol activo después de haber sufrido una fractura de cráneo durante la temporada 2011-2012, que los dejó fuera de acción por el resto de la campaña. Aunque prometía volver, a pesar de estar en su último año de contrato y los doctores le dieron luz verde, conseguir equipo a su edad (36 años), con la cantidad de lesiones que ha sufrido, fue imposible.

Se termina así la carrera de uno de los grande deportistas que ha tenido México y que más lana se ha embolsado, pues ganó, sólo de sueldos en la NBA, 36.8 millones de dólares. Sus números nunca fueron impresionantes (4.9 puntos y 3.7 rebotes), pues su fortaleza en cada equipo que estuvo estaba en su defensa, trabajo de equipo y ejemplo para sus compañeros, lo que le valió el respeto y admiración, no sólo de sus coaches, sino de los demás jugadores de la Liga. En su primera etapa con los Mavericks de Dallas se convirtió en el terror de jugadores estelares como Chris Webber o Kevin Garnett.

Eduardo fue un jugador incomprendido en su país. Aunque muchos le dan el crédito, otros siempre le han reprochado haber vestido tan poco la camiseta de la Selección Nacional. Yo, que tuve la oportunidad de convivir con él infinidad de veces, desde su primer campo de entrenamiento en el 2000 y su debut en la NBA, el 31 de octubre del mismo año, puedo decir con seguridad que nadie más que él lamentaba que no hay sido así.

Le toco vivir y ser el principal denunciante de la oscura era ‘Toussaint’, lo que le valió enemistades y verse atrapado, con razón o no, en el fuego cruzado de nuestro básquet dividido entre directivos e intereses comerciales.

Su postura fue siempre clara hasta el último momento (los Panamericanos): No a la Selección sin garantías mínimas en caso de lesión (el famoso seguro que pide la NBA) y mientras Toussaint, o lo que oliera a él, estuviera inmiscuido. Nunca se dieron las dos cosas juntas, lo más cercano fue aquel Centrobasket de Culiacán 2003, que terminó también en un fiasco.

Estoy de acuerdo que el amor a la camiseta nacional tiene un valor inigualable, y podemos poner muchos ejemplo de otros que lo han hecho a pesar de cualquier cosa, pero, desde mi punto de vista, no lo podemos juzgar por tratar de cuidar su carrera, sus contratos. Por muy rico que pensáramos que se había hecho, hay que reconocer que, ante las circunstancias lamentables en las que se encuentra esta disciplina en México durante los últimos 17 años, no valía la pena arriesgarse. Él tenía patrones, éstos le exigían garantías para sus contratos y en México no se le daban.

¿Qué si peleó por que los basquetbolistas cobraran por representar a México? Hasta Kobe Bryant ahora lo pide para el USA Basketball, los pamboleros del Tri lo hacen. No le veo lo raro.

No se le puede reprochar no haber tratado de impulsar el basquetbol en México, hizo infinidad de clínicas (seguro las seguirá haciendo), otro tanto de partidos de exhibición y creó una Liga, que, críticas o no, hace que decenas de miles de niños y jóvenes practiquen este deporte cada año. Otra vez, muchos lo cuestionaron por haber hecho de estas actividades un negocio. Y yo digo: si promueve el deporte, ¿por qué no habrá de ganar algo? A veces la instituciones no tienen ese alcance o empuje.

Ahora, Nájera decidió hacer una transición muy rápida hacia el papel de coach. Será entrenador del Legend de Texas, filial de los Mavs en la D-League, torneo de desarrollo dela NBA, en sustitución de uno de sus mentores, Dell Harris. Tengo mis dudas del éxito de esto al hacerlo tan rápido sin pasar por un proceso de aprendizaje, por lo menos de asistente. No sé, me parece apresurado, pero Eduardo siempre ha sido echado para delante y así es como sobrevivió al High School en San Antonio, a la NCAA y a la NBA.