Lo que pasó en la Universidad Iberoamericana el pasado viernes, 11 de mayo, nos dejó entrever el abanico de fantasmas del pasado que representa Enrique Peña Nieto, su partido y todo su equipo; cuatro momentos de este evento bastan para descubrir lo que tanto se ha venido diciendo de este candidato: que trae consigo lo más pútrido de la historia del partido que lo impulsa.

 

1.   Una de las preguntas más difíciles que enfrentó el abanderado del PRI fue la que hábil e inteligentemente lanzó un chico de entre el público acerca de los sucesos de San Salvador Atenco; fue sólo hasta el momento en que estaba por irse del estrado que Peña volvió a tomar el micrófono para, sin vergüenza alguna y rememorando a Díaz Ordaz y lo hecho en 1968, enorgullecerse de la decisión tomada en 2006.

 

Queda clara la forma en que este sujeto enfrentará las manifestaciones de la sociedad y su actitud ante ello: “Lo hice, lo asumo y estuvo bien, todos saben que estuvo bien, punto”, esta parece ser su metodología a pesar de las múltiples denuncias de organismos nacionales e internacionales por las graves violaciones a los derechos humanos de la población en los disturbios de aquella región del Estado de México, las mujeres-botín para los simios-policía lanzados al ataque por el Gobierno Estatal, etc.

 

No obstante, nos dice ese títere, que “Todo se hizo conforme a derecho”.

Una vez más aparece el eje principal de la construcción de la candidatura de Peña Nieto: “Repite una mentira mil veces y se convertirá en una verdad”.

 

2. Peña Nieto bien conocía, por supuesto, el plan de emergencia que para este tipo de eventos inesperados le dicta su equipo y, bueno, aquí sí le salió bien porque es lo que mejor sabe hacer y quizá lo único: aparentar. Hacer como si no pasara nada, mantenerse firme, impasible, la sonrisa siempre presente (aunque en esta ocasión por momentos se vio forzada), la palabra segura, más sonrisas, saludar, más sonrisas, y al final despedirse como todo un triunfador.

 

¿Lo notaron?, ¿notaron en los videos, cuando sube a la camioneta para irse la manera en que voltea como todo un vencedor ante los gritos de “¡Cobarde!”, “¡Asesino!”, “¡La Ibero no te quiere!”?

 

¿Se percataron de la actitud tan cínica y burlona al retirarse?, él bien sabía que ante estas situaciones habría de armarse un video modificador de la realidad, donde se le viera hablar triunfante y luego despedirse feliz, un video donde sólo se escucharan los gritos de apoyo de sus acarreados, donde se le viera avasallador, guapo, confiado, con actitud de mando. Por eso fue la actitud mostrada al retirarse en esa camioneta.

 

Viendo esto no parece tan extraño ahora el comportamiento de su hija cuando, cínicamente, a pesar de saber perfectamente que se conocería el apoyo a aquel comentario en Twitter donde se llamaba al pueblo “prole”, lo hizo público como la niña cínica y berrinchuda que seguramente es.

 

De tal palo, tal astilla.

 

3. Efectivamente, una vez terminada la pesadilla, los desesperantes momentos encerrado en el baño y la “feliz” huida, la maquinaria se echa a andar.

 

Resulta realmente increíble la manera en que el aparato detrás del PRI operó de inmediato para “cambiar” la realidad.

 

Tal como en los pasajes más aciagos de “1984” de George Orwell, la realidad fue tergiversada, punto.

 

Los periódicos (principalmente los del arrastrado Vázquez Raña) que no sólo simpatizan, sino que parecieran paridos por Peña Nieto, y sobre todo en provincia, nos mostraron una noticia diametralmente opuesta a lo que sucedió en el campus de la Universidad.

 

“Aquí pasó lo que yo digo, no lo que ustedes vieron”.

 

¿Se imaginan las bonitas noticias a las que nos enfrentaríamos en un gobierno de este sujeto?

 

4. Y, por supuesto, una vez modificada la realidad a su modo, aceptan que hubo nimiedades en contra y argumentan que esos “grititos de algunos pseudo alumnos” tienen algo sospechoso.

 

Hubo un “intento de boicot”, claro: “Cuando es a mí a quién se cuestiona, es definitivo que algo hay detrás”. Los miembros del equipo de Peña y el PRI entero piden una investigación contra los que ellos llaman pseudo alumnos de la escuela y así se burlan no sólo de ellos, sino de la inteligencia de todo un país.

 

¿No les recuerda esto algunas de las prácticas que más añoramos del priísmo?

 

¿Y los asientos reservados para los muchachos que apoyarían al candidato en este evento de la Ibero?, ¿y las personas llegadas en camiones para alentar a ese sujeto?, ¿y las pancartas de los ectivistas que vinieron en camionetas al lugar?, ¿y tantos gritos en su favor en tantos otros lugares?, ¿y tantas entrevistas a modo?, ¿y tantos eventos llenos de “simpatizantes”?

 

Eso, por supuesto, no es motivo de investigación.

 

Mención aparte merecen esos 131 (o más) jóvenes que han manifestado (y demostrado con credenciales) que son estudiantes de la Ibero. ¡Felicidades, muchachos, sepan que aquí hay muchos que están con ustedes!, porque ya lo dijo el gran Salvador Allende: "Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica".