Después de que los grandes partidos políticos PAN, PRD, PRI y Morena dieron su  batalla electoral, sin excepción alguna, al interior de cada uno de ellos vino el breve receso y luego entraron a la reflexión y el análisis sobre los resultados que cada uno obtuvo de las recientes campañas políticas.

El PRD, hoy maltrecho por los efectos de la pasada contienda  electoral, fue el primero en convocar, a su ya escasa militancia, a un congreso extraordinario, para tratar, seguramente, de vislumbrar su futuro incierto y quizá intentar reposicionarse. Acto en el que hicieron su ejercicio de introspección, y los reproches salieron a relucir, mismos que retumbaban desde su encerrona. Iban también en el sentido de reconocer que el error más grande que habían cometido y que los acabó de derrumbar al abismo, fue el hecho de haberse aliado con su némesis político, que es la derecha. Sienten que de la noche a la mañana por esa causa lo perdieron todo. Que están sin rumbo y que se encuentran en la encrucijada de refundar su partido o de plano desaparecerlo para empezar de cero.

Por lo que hace al PAN, es de señalar que este partido sigue  sumergido en una profunda crisis política, y en medio de ello no se quedó atrás, y para pronto realizó su congreso, en el que afloraron recriminaciones similares a las del PRD, pero en el sentido inverso. Es decir, la mayoría de los panistas  apreciaron que dieron un paso al vacío al haberse aliado, principalmente, con los amarillos. Tal fue la tambaleada electoral que se llevaron, que aún no logran estabilizarse. Sin embargo, por el hecho de haber resultado ser la segunda fuerza política en el proceso electoral pasado, eso les permitirá cierta opción de recuperarase anímicamente con mayor rapidez.  

A los priistas después de que les pasó por encima todo el tonelaje de  una locomotora electoral, que los dejó semitriturados, de forma presurosa también se dieron su espacio de meditación política. Evento congresista en el que tímidamente realizaron algunos cambios en su dirigencia.  Saben que eso no es suficiente y no les servirá de gran cosa, y que de ser el centro de la gravedad política nacional, donde todos los partidos giraban a su alrededor, están conscientes que hoy serán un partido satélite más, quizá girando en torno a Morena.  Ante esa cruda realidad, y con el rumbo nubarroso y perdido, ya no saben si hacer pedazos las siglas del PRI y depositarlas en el primer contenedor de basura que encuentren por la avenida Insurgentes, o bien esperar unos tres sexenios a ver si logran volver a disfrutar de las mieles que deja el poder. 

Para Morena, el domingo pasado, al llevar a cabo su congreso  nacional,  fue totalmente distinto al resto de sus pares partidistas, porque el ambiente emocional que emanaba de su militancia, reflejaba una especie de encantamiento y éxtasis. Una felicidad plena que solo da la victoria, una actitud de embeleso, porque a cada instante se paladeaba la sensación agradable que da el poder. No obstante, en ese congreso de Morena había que poner los pies sobre la tierra, y para ello era necesario reflexionar profundamente sobre las causas por las cuales se triunfó de forma tan arrolladora y contundente. Se debió haber reflexionado que las victorias no son para siempre, que el poder es efímero, y más cuando no se sabe conservar. Quizá por eso se reformaron sus estatutos, para actualizar de inmediato las nuevas normas que regirán la vida interna de este partido, porque el quehacer político es contimuo o permanente. Se dijo que entre otros acuerdos de congreso, se creará la escuela de cuadros. En fin, aunque suene prematuro, dicen que no es suficiente el saber llegar, sino el saber sostenerse.

Mientras tanto, los partidos desde el perdedor y hasta el ganador, sin  distinción alguna, con la realización de sus respectivos congresos, restañaron sus heridas que les causó la pasada contienda electoral, para posicionarse, seguramente, de cara al futuro inmediato. Lo veremos.   

Pálida tinta: Cuando el periodista de radio, don José Gutierrez Vivó, solía hacerle entrevistas trimestrales al entoces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, siempre que iba concluyéndose el  encuentro entre ellos, después de una azarosa retahíla de intensos cuestionamientos a que se había sometido el entrevistado con el periodista agudo, quizá presuroso, aquel cuando percibía el final de la entrevista, intentaba disponerse a retirarse del espacio  radiofónico al que había acudido, y entonces el comunicólogo, de estilo perspicaz y en tono un algo jocoso, lo atajaba diciéndole:  “No se me baje del ring, que todavía no terminamos.”  Bueno, esta anécdota viene a cuento, porque ahora es el Presidente López Obrador el que quiere subir al “ring” a Gutierez Vivó. Es decir, lo quiere de regreso a la radio. Que así sea, enhorabuena.