A los presidentes no les interesa verse, no son amigos de verdad.

Es como ver una película de Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger en época actual, a Cristina Pacheco entrevistando a Silvia Pinal, o a Luis Echeverría y “Chabelo” haciendo cola por la vacuna del covid-19. No promete mucha acción que digamos. Un show solo apto para los adictos al Canal del Congreso, Once TV y fans de “Gray’s Anatomy”.

Qué diferencia con las expectativas que causó el encuentro entre Enrique Peña Nieto y Donald Trump, donde creímos que el “preciso” le iba a sacar mole al güerejo igualado ese que andaba de hablador, diciendo que iba a poner un muro pagado con nuestro dinero.

No ocurrió así, pero fue un buen espectáculo pugilístico: Trump arrinconó a Peña Nieto a guamazo limpio (hasta Carlos Marín le dijo posteriormente al presidente: “En ese momento, usted no me representó”).

Eran otras condiciones: Trump se estaba convirtiendo en el nuevo Hitler y Peña Nieto trataba de granjearse un mínimo de simpatía para su partido, a punto de contender por la presidencia. Había un interés por ver qué rayos iba a pasar.

Ahora es distinto; llama más la atención la acusación de Frida Sofía a Enrique Guzmán de abuso sexual (que cuenta con el apoyo de Silvia Pinal y el rechazo de Alejandra Guzmán), que mirar a los viejitos de los Muppets hablando de temas ambientales… ¡por videoconferencia! (un espectáculo solo comparable a una obra de micro-teatro en línea).

Eso de la videoconferencia revela algo que siempre sospeché: A los presidentes no les interesa verse, no son amigos de verdad, tienen que verse porque está agendada por un equipo de imagen y relaciones públicas, que dictaminan: “Señor presidente, usted tiene que verse con este presidente”, ¿para qué? Para nada, para que los vean, para que sus respectivos gobernados piensen: “¡Oh! El presidente se está reuniendo con otro presidente, seguramente están tratando asuntos de gran trascendencia histórica. A eso le llamo trabajar de verdad por su pueblo”.

La pandemia les trajo la solución perfecta para evadir de tan tedioso encuentro: La videoconferencia. Ya conectados, harán lo que cualquiera: apagar la cámara y el micrófono, y a chatear, ver una película o tomar una siesta. Ya luego se conectan cuando les toque hablar, y así, el “Peje” podrá hacer su propuesta “Sembrando Vida”, que consiste en sembrar árboles en tres millones de hectáreas en Centroamérica, para frenar la migración (sembrando árboles altos, supongo, para que sirvan de muro).

Yo propondría mejor el programa “Sembrando Mota”, pues si ya es legal la cannabis, qué mejor premio para los “mojados” que pasan “la verde” al otro Laredo, que una Green Card.