La noticia educativa de estos días es que a partir del lunes 1 de mayo de 2017, Eduardo Backhoff Escudero, será el Consejero Presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Doctor en Educación, Backhoff  se desempeñaba ya como consejero del INEE desde 2013, por lo que conoce a profundidad los procesos técnicos y administrativos del Instituto, así como la dinámica de los equipos de trabajo que colaboran con dicha institución, misma que presidirá durante los próximos cuatro años.

A veces hemos preguntado en este mismo espacio: ¿Quién evalúa a los evaluadores? En el caso de Eduardo Backhoff, podría decirse que cuenta con la solvencia y la trayectoria académicas que lo avalan como personal “idóneo” (uso su mismo lenguaje) para ocupar este importante cargo. No se descarta, sin embargo, que algunos observadores críticos cuestionen a la Junta de Gobierno del INEE, en el sentido de que habrá de explicar a la sociedad los pormenores sobre cómo fue la valoración y el procedimiento para elegir al consejero presidente.

Además de que Eduardo Backhoff está debidamente acreditado en lo académico, pues desde hace más de 40 años se ha desempeñado como docente e investigador en el campo de la evaluación educativa, tiene, así mismo, la experiencia suficiente para dirigir a la principal institución de evaluación educativa del país, pues ha estado al frente de instituciones educativas o de investigación.

Ésta es una alta responsabilidad y un enorme compromiso, sin duda, para quien se ha dedicado a estudiar, de manera sobresaliente, los procesos de evaluación de los aprendizajes de estudiantes, el desempeño de docentes y a diseñar instrumentos innovadores de evaluación educativa.

Dado el perfil y atribuciones del consejero presidente tal como lo establecen, legal y reglamentariamente, tanto la Ley del INEE como su nuevo Estatuto Orgánico, Backhoff deberá cumplir con todas las competencias profesionales definidas para el cargo. En eso hay claridad normativa.

Al nuevo titular se le presentarán, sin embargo, nuevos retos y desafíos durante su gestión. Uno de esos primeros obstáculos consiste, precisamente, en desarrollar una relación cordial, respetuosa y cercana con los distintos actores que forman parte de las instituciones educativas en México: la comunidad académica, los medios de comunicación y  otros protagonistas del campo educativo que están activos en los diferentes círculos de la comunidad: directivos, asesores técnicos, docentes, equipos de evaluadores, representantes sindicales, profesionistas independientes, representantes de la clase política, empresarios y púbico en general interesado en los procesos inherentes a las políticas públicas y a la evaluación de la Educación. Esto incluye, por supuesto, un esquema de comunicación clara y directa con esa comunidad, sobre todo en estos tiempos en que las decisiones de la SEP y el INEE involucran e impactan el destino laboral y los proyectos profesionales de alrededor de un millón de docentes, directivos, asesores técnicos y personal de apoyo a la Educación Pública.

Por otra parte, me queda claro que la mayor parte de la literatura publicada por el Doctor Backhoff y colaboradores es de carácter técnico y científico, específicamente sobre los procesos, sistemas e instrumentos de la evaluación educativa, sin embargo, me gustaría llamar a la reflexión sobre un punto en el cual el inminente presidente del INEE se manifestó, recientemente, en un artículo de opinión escrito para la prensa especializada.

Me refiero al texto denominado: “Modelo Educativo: ¿Neoliberal y privatizador?” (Educación Futura, 25 septiembre, 2016), donde el Doctor Eduardo Backhoff  señala que: “Para nadie ha sido sorpresa que esta propuesta (se refiere al Modelo) haya sido rechazada por la CNTE, quien ha amenazado con diseñar su propio modelo pedagógico e implementar un calendario escolar… Su postura es muy similar a la expuesta en contra de la evaluación docente, repitiendo los mismos (des)calificativos: neoliberal, privatizador, ilegítimo, etcétera.”  Polémicos comentarios… Termina así su artículo de opinión: “Es curioso que después de casi tres años de haber iniciado la reforma educativa, y ahora el ME (Modelo Educativo), los mismos argumentos se repiten, una y otra vez, sin que haya una explicación de por medio. Esta postura se entiende si el punto de partida y de llegada es rechazar los cambios de la reforma y el modelo educativo. Más extraño me resulta que diversos académicos repitan las mismas consignas de la CNTE, en ausencia de razonamientos que hagan creíbles sus argumentos.”

¿A quién se refiere, Doctor Backhoff? Le pregunto de manera respetuosa, y le pido por favor que sea claro, para que no todo parezca “curioso” y “extraño”.

Considero que el consejero presidente, o cualquier consejero o consejera, de una institución nacional y autónoma, como lo es el INEE, que genera los criterios y las estrategias para evaluar al sistema educativo y a las diferentes figuras educativas, debe ser concertador, abierto al diálogo, informado, negociador, claro, explícito y, sobre todo, ser consciente de la presencia de múltiples grupos y expresiones dentro del propio magisterio, que cuentan con agendas académicas, políticas y sindicales diversas; con necesidades e intereses plurales, regionales o locales, pero no por ello dejan de tener un valor como expresiones vivas de la comunidad educativa nacional.

Es importante escuchar y dialogar; exponer ideas, argumentos y criterios técnicos, legales, administrativos o académicos para tomar decisiones fundadas y debidamente sustentadas, en torno a la evaluación educativa en todas sus formas, propósitos y procedimientos. Esto es aplicable a todos los actores. Al menos eso creo que debe contener el contrato social o de interacción civilizada entre los protagonistas del campo educativo.

Quisiera pensar con optimismo que la generación de quienes han dirigido al INEE (Felipe Martínez Rizo, Margarita Zorrilla, Mario Rueda y Sylvia Schmelkes), son personas inteligentes, que si bien provienen de círculos académicos consolidados y definidos, han sido a la vez ajenos a los vaivenes políticos y sindicales de eso que llamamos complejo “sistema educativo”. Pero lo más importante: Esta generación no ha caído en el error de pactar los asuntos de la evaluación educativa con ningún grupo de interés. Por el contrario, ha dado pie a una institución seria, creíble, competente y confiable, y ha sabido dotar a la institución de una personalidad jurídica impecable: su autonomía, frente a la SEP, que no es poco y que es digno de reconocerse.

Es deseable que esa línea de trabajo permanezca durante mucho tiempo en ese importante Instituto y no se desvíe de lo que con tino establece el Artículo 2  de la Ley que le da contenido: “La observancia y aplicación de la presente Ley (del INEE) se regirán conforme a los principios de independencia, transparencia, objetividad, pertinencia, diversidad e inclusión”.

Fuente: www.educacionfutura.org

*Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

jcmqro3@yahoo.com