Porfirio Muñoz Ledo como político del siglo, ha estado presente en los acontecimientos más importantes del país; se ha quedado con las ganas de ser presidente de México -sueño que no tuvo tiempo de cumplir- pero que seguramente, habría desempeñado con maestría.

Entre fraudes te verás, se puede acomodar la frase. Muñoz Ledo tiene de experiencia y exposición mediática lo que pocos políticos logran aguantar, con todo y los espacios de oscuridad cómo 1988 frente a Manuel Bartlett. Ahora será karmático que su competencia acuse fraude cuando fue el primero en prometer unidad -si las cifras le daban la razón-. Si es que su triunfo se aproxima, nadie aceptará probablemente y respingarán. Al menos, los gibranistas ya habían abierto un ataque frontal para rechazarle.

Pero la realidad es dura y la estadística precisa: no bastó el despliegue de espectaculares, masivas llamadas, pegotines gigantes en rutas de camiones, rotulares iluminados, publicidad móvil en vehículos valla y la casa por la ventana; los 40 años de hacer política en la izquierda a los ojos de todos aventajaron -por poquito, pero decisivo- a la opción más anciana y experta.

Si no fuese por la “pacífica” elección de dirigencia morenista basada en las encuestas y en campañas de aire, ya sentirían algunos el 0.56 de diferencia entre AMLO y Calderón en tiempos del IFE con Luis Carlos Ugalde, cuando fue el fraude de 2006. Más de uno reclamará como tal, pero en los hechos, Muñoz Ledo va por ganar en la tercera encuesta:

Las preferencias ya lo colocaban en las previas con 14 puntos de diferencia – 41 por ciento, frente a 27 de Mario Delgado- pero se ha reducido a .05 centésimas, en favor del veterano.

Un 25.34 por 25.29 por ciento, con margen de error de +/- 1.86 por ciento y +/- 1.73 por ciento.

Según los resultados de la encuesta nacional abierta realizada por Covarrubias y Asociados, Parametría y BGC Ulises Beltrán y Asociados para la dirigencia de Morena, el empate es técnico y no puede hacerse una declaración formal de ganador, pero la tendencia es muy interesante: Muñoz Ledo a la cabeza. Y qué bueno que fue abierta, si Morena es partido del pueblo y el padrón todavía no es de fiar, que decidan todos los que votan.

Será necesario llevar a cabo una tercera encuesta cuyo cronograma está pendiente de aprobar la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Nacional Electoral (INE), pero Porfirio además de ser uno de los principales arquitectos del sistema político mexicano, será también el que más partidos ha presidido sin que nadie lo pueda acusar de vulgar chapulín: ya presidió el PRI en 1975, el PRD hacia 1976 y virtualmente de MORENA en 2020.

Una de las voces más queridas entre militantes y externos validó sus intenciones, le dio lenguaje en redes sociales, hizo propaganda amorosa y ella fue Citlalli Hernández, ahora Secretaria General de Morena. Gracias a la senadora con licencia, Porfirio destacó entre juventudes que le dieron apoyo. Sin ella, seguramente el resultado habría sido distinto: recorrió incansable más de 5 entidades y venció la política de pose con la palabra en territorio, mientras Muñoz Ledo podía quedarse en casa -y en la Cámara-.

No todo es miel sobre hojuelas. Una ola de acusaciones sobre acoso sexual a jóvenes se desató reviviendo varias previas en las que universitarias afirman que Muñoz Ledo se llegó a propasar en años previos. Una disculpa que está pendiente y que tendría que dar, llegue o no a la dirigencia de Morena.

PERO la reconfiguración para 2021 y anticipación de la presidencial es inminente: con Muñoz Ledo a la cabeza de Morena no serán los aliados en la estructura “Ebrardorista” los que puedan colocarse para preparar el ascenso de Marcelo hacia 2024.

En algo tuvo razón Muñoz Ledo y a veces, la honestidad rinde frutos dulces: gran parte de los aspirantes punteros guardan proyectos personales previos a la existencia de Morena.

Porfirio, con la valentía de anticipar los propios errores de Regeneración Nacional y las amenazas a la democracia desde su curul (a veces siendo incómodo al presidente) ya ganó dos y háganle cómo gusten.