Seamos francos. El documental en cuestión no es y, por lo mismo, no debe de ser tratado como un caso de guerra sucia o de complot electoral EFECTIVO contra Andrés Manuel López Obrador.

Para quienes no la hayan visto, les comento que la serie en cuestión no cuenta con ningún elemento que dañe —ni ahora ni antes— al actual presidente de la nación. Es, de hecho, una obra televisiva plana, intrascendente y muy aburrida.

“El Populismo en America Latina” sí es, en cambio, un claro ejemplo de estafa de enorme magnitud que llevó a cabo un grupo de personas que se presentaron como estrategas político-electorales, contra diversos empresarios de altos vuelos de México.

Estos hombres de negocios a fuerza querían comprar una fórmula para frenar el acenso de López Obrador, mismo que ya se dibujaba como imparable en el 2017-2018. Buscaban una solución mágica para debilitar la popularidad de AMLO, sin comprender que eso simplemente no era posible. Y, para ello, y después de mucho andar y buscar se toparon con unos personajes (esos sí) abusados que les vendieron “espejitos”. Es decir, que sencillamente los estafaron, pues la fórmula que les entregaron a cambio de una paga nada insignificante carece (carecía) de cualquier elemento que lastimara al candidato presidencial por Morena.

Así, irónicamente, de prosperar la denuncia contra quienes produjeron dicho documental habrá un poco de justicia (no sé si divina) pero no para Andrés Manuel, Morena o la democracia electoral mexicana, sino para un puñado de empresarios mexicanos que francamente se vieron estafados por algunos consultores, estrategas y cabilderos harto conocidos. Todo por cortesía de la 4T.

El sector empresarial mexicano debería estar agradecido; estos casos abren los ojos en ocasiones mucho más que una negociación exitosa.