Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como “Juan Gabriel” dejó para la posteridad un gran número de temas, con la que mucha gente se ha enamorado y ha llorado, canciones grabadas por infinidad de cantantes, e incluso en otros idiomas.

Una de sus canciones más exitosas, sin duda alguna es la de “Pero qué necesidad” que versa sobre los problemas que salen sobrando en una relación, y que encaja perfecto con la reciente visita del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos de América Donald Trump a nuestro país.

Esta visita, llena de polémica, se encierra en el marco del IV Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto y en un contexto nacional de pobreza, desempleo e inseguridad a todo galope; fue una mala decisión la del Presidente de la República aceptar una reunión con Trump, no venía al caso.

Peña Nieto tiene uno de los rechazos a la gestión presidencial más alto de los últimos años, más del 74 por ciento de la población mexicana desaprueba su trabajo de acuerdo a los últimos sondeos de opinión, y a pesar de todo ello, a alguien se le ocurrió la brillante idea de recibir al candidato republicano, pero qué necesidad diría el entrañable “Divo de Juárez”.

“Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén”, señaló Peña Nieto en su cuenta de Twitter. Efectivamente, el diálogo debe ser siempre el mejor instrumento para llegar a consensos, pero siempre con voluntad política y altura de miras.

En el caso de Donald Trump no ha habido la voluntad política para establecer un diálogo respetuoso con los migrantes en Estados Unidos, por el contrario, su propuesta de política migratoria es dolosa y temeraria.

Trump ha tachado a los migrantes de “violadores” y “criminales”, pero se olvida que han sido los norteamericanos los que engruesan la lista de asesinos psicópatas de su país. Recordemos los casos de Ted Bundy y Ed Gein, que hasta muchas películas de suspenso, particularmente del género thriller, se han hecho sobre sus vidas.

Esta visita, no era necesaria, sólo provocó escozor en la población mexicana, a nadie le gustaría que lo criminalicen por ser migrante. En la lógica antropológica, todos somos migrantes, el mundo nos pertenece a todos.