Fueron doce largos años de autoexilio en Vancouver, Canadá. Un periodo muy amplio de persecución o al menos de amenazas en ese sentido por parte  del Estado Mexicano en contra del ya famoso líder sindical minero, Napoléon Gómez Urrutia. La razón de ello, era que se le acusaba de diversos delitos cometidos, supuestamente, por una desviación o desaparición de 54 millones de dólares provenientes de las cuotas sindicales del gremio minero.

Un personaje mítico que generaba polémica, y que por estos hechos a la postre se convirtió en  una verdadera leyenda popular, en alguien que despertaba curiosidad, simpatía y posiblemente pasión por conocerlo, quizá por su osadía o sus hazañas de burlar a la fuerza descomunal del estado, y que, aparentemente, sólo por la acción del autodestierro pudo evitar pisar los interiores de un reclusorio de alta seguridad en nuestro país.

Seguramente no existen convenios de extradición con Canadá, siendo esa la causa  por la cual Gómez Urrutia en su momento eligió ese país para ponerse a salvo de sus persecutores pertenecientes a los dos regímenes de gobiernos anteriores, el de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto, respectivamente. Sin embargo, creo que también habría que resaltar, que si el gobierno mexicano se hubiera propuesto traerlo a comparecer ante la justicia penal, posiblemente lo hubiera hecho.

Pero no sucedió así, porque tal pareciera que la persecución y el acoso ejercido contra él sólo  tenían efectos aquí, dentro del país, al parecer ello porque trastocaba intereses empresariales mineros, y que por tal circunstancia al gobierno le resultaba ser un líder incómodo. Fuera de nuestro territorio nacional, quedó en evidenca que lo toleraron en todos los aspectos, porque incongruentemente el Estado le reconocía dicho liderazgo y representatividad legal a través de las “tomas de nota” emitidas por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Es decir, ni por asomo se le desconoció su dirigencia minera ejercida de manera continua y ordinaria durante más de una década desde el extranjero, concretamente desde Canadá. A lo mejor también sería que se convirtió en intocable por la influencia de ese país que tiene fuertes intereses mineros en nuestro México. Insólito e inverosimil.

Aun así, la mayoría de la sociedad mexicana lo convirtió en una victima del Estado, en un desterrado, en un perseguido político, a quien se le excluyó injustamente de residir en su patria. Interpretación que hacen otros como una acción desmedida del gobierno, y en consecuencia violatoría de sus garantías individules concernietes a sus derechos humanos.

Pero al ser candidateado por Morena como senador plurinominal, con todas las  posibilidades de salir electo, en razón del lugar numérico en que fue ubicado en la lista de representación proporcinal, en esta misma columna lo dijimos que por ese hecho, Napoleón Gómez Urrutia sería repatriado, porque iba a resultar electo senador, tal como sucedió. Es por ello que ahora sostenemos que Napoleón el lunes pasado entró a México por la puerta grande que resulta ser el Senado de la República, con todas las garantías de seguridad y consideración que implican su integridad personal, como también reinvindicado en su prestigio social, para tomar protesta de prominente cargo de legislador, dejando atrás y en el olvido, el autoexilio. Lo veremos.  

Pálida tinta: La Jefa de Gobierno electa,  Fueron doce largos años de autoexilio en Vancouver, Canadá. Un periodo muy amplio de persecución o al menos de amenazas en ese sentido por parte  del Estado Mexicano en contra del ya famoso líder sindical minero, Napoléon Gómez Urrutia. La razón de ello, era que se le acusaba de diversos delitos cometidos, supuestamente, por una desviación o desaparición de 54 millones de dólares provenientes de las cuotas sindicales del gremio minero.

Un personaje mítico que generaba polémica, y que por estos hechos a la postre se convirtió en  una verdadera leyenda popular, en alguien que despertaba curiosidad, simpatía y posiblemente pasión por conocerlo, quizá por su osadía o sus hazañas de burlar a la fuerza descomunal del estado, y que, aparentemente, sólo por la acción del autodestierro pudo evitar pisar los interiores de un reclusorio de alta seguridad en nuestro país.

Seguramente no existen convenios de extradición con Canadá, siendo esa la causa  por la cual Gómez Urrutia en su momento eligió ese país para ponerse a salvo de sus persecutores pertenecientes a los dos regímenes de gobiernos anteriores, el de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto, respectivamente. Sin embargo, creo que también habría que resaltar, que si el gobierno mexicano se hubiera propuesto traerlo a comparecer ante la justicia penal, posiblemente lo hubiera hecho.

Pero no sucedió así, porque tal pareciera que la persecución y el acoso ejercido contra él sólo  tenían efectos aquí, dentro del país, al parecer ello porque trastocaba intereses empresariales mineros, y que por tal circunstancia al gobierno le resultaba ser un líder incómodo. Fuera de nuestro territorio nacional, quedó en evidenca que lo toleraron en todos los aspectos, porque incongruentemente el Estado le reconocía dicho liderazgo y representatividad legal a través de las “tomas de nota” emitidas por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Es decir, ni por asomo se le desconoció su dirigencia minera ejercida de manera continua y ordinaria durante más de una década desde el extranjero, concretamente desde Canadá. A lo mejor también sería que se convirtió en intocable por la influencia de ese país que tiene fuertes intereses mineros en nuestro México. Insólito e inverosimil.

Aun así, la mayoría de la sociedad mexicana lo convirtió en una victima del Estado, en un desterrado, en un perseguido político, a quien se le excluyó injustamente de residir en su patria. Interpretación que hacen otros como una acción desmedida del gobierno, y en consecuencia violatoría de sus garantías individules concernietes a sus derechos humanos.

Pero al ser candidateado por Morena como senador plurinominal, con todas las  posibilidades de salir electo, en razón del lugar numérico en que fue ubicado en la lista de representación proporcinal, en esta misma columna lo dijimos que por ese hecho, Napoleón Gómez Urrutia sería repatriado, porque iba a resultar electo senador, tal como sucedió. Es por ello que ahora sostenemos que Napoleón el lunes pasado entró a México por la puerta grande que resulta ser el Senado de la República, con todas las garantías de seguridad y consideración que implican su integridad personal, como también reinvindicado en su prestigio social, para tomar protesta de prominente cargo de legislador, dejando atrás y en el olvido, el autoexilio. Lo veremos.  

 

Fueron doce largos años de autoexilio en Vancouver, Canadá. Un periodo muy amplio de persecución o al menos de amenazas en ese sentido por parte  del Estado Mexicano en contra del ya famoso líder sindical minero, Napoléon Gómez Urrutia. La razón de ello, era que se le acusaba de diversos delitos cometidos, supuestamente, por una desviación o desaparición de 54 millones de dólares provenientes de las cuotas sindicales del gremio minero.

Un personaje mítico que generaba polémica, y que por estos hechos a la postre se convirtió en  una verdadera leyenda popular, en alguien que despertaba curiosidad, simpatía y posiblemente pasión por conocerlo, quizá por su osadía o sus hazañas de burlar a la fuerza descomunal del estado, y que, aparentemente, sólo por la acción del autodestierro pudo evitar pisar los interiores de un reclusorio de alta seguridad en nuestro país.

Seguramente no existen convenios de extradición con Canadá, siendo esa la causa  por la cual Gómez Urrutia en su momento eligió ese país para ponerse a salvo de sus persecutores pertenecientes a los dos regímenes de gobiernos anteriores, el de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto, respectivamente. Sin embargo, creo que también habría que resaltar, que si el gobierno mexicano se hubiera propuesto traerlo a comparecer ante la justicia penal, posiblemente lo hubiera hecho.

Pero no sucedió así, porque tal pareciera que la persecución y el acoso ejercido contra él sólo  tenían efectos aquí, dentro del país, al parecer ello porque trastocaba intereses empresariales mineros, y que por tal circunstancia al gobierno le resultaba ser un líder incómodo. Fuera de nuestro territorio nacional, quedó en evidenca que lo toleraron en todos los aspectos, porque incongruentemente el Estado le reconocía dicho liderazgo y representatividad legal a través de las “tomas de nota” emitidas por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Es decir, ni por asomo se le desconoció su dirigencia minera ejercida de manera continua y ordinaria durante más de una década desde el extranjero, concretamente desde Canadá. A lo mejor también sería que se convirtió en intocable por la influencia de ese país que tiene fuertes intereses mineros en nuestro México. Insólito e inverosimil.

Aun así, la mayoría de la sociedad mexicana lo convirtió en una victima del Estado, en un desterrado, en un perseguido político, a quien se le excluyó injustamente de residir en su patria. Interpretación que hacen otros como una acción desmedida del gobierno, y en consecuencia violatoría de sus garantías individules concernietes a sus derechos humanos.

Pero al ser candidateado por Morena como senador plurinominal, con todas las  posibilidades de salir electo, en razón del lugar numérico en que fue ubicado en la lista de representación proporcinal, en esta misma columna lo dijimos que por ese hecho, Napoleón Gómez Urrutia sería repatriado, porque iba a resultar electo senador, tal como sucedió. Es por ello que ahora sostenemos que Napoleón el lunes pasado entró a México por la puerta grande que resulta ser el Senado de la República, con todas las garantías de seguridad y consideración que implican su integridad personal, como también reinvindicado en su prestigio social, para tomar protesta de prominente cargo de legislador, dejando atrás y en el olvido, el autoexilio. Lo veremos.  

 

Fueron doce largos años de autoexilio en Vancouver, Canadá. Un periodo muy amplio de persecución o al menos de amenazas en ese sentido por parte  del Estado Mexicano en contra del ya famoso líder sindical minero, Napoléon Gómez Urrutia. La razón de ello, era que se le acusaba de diversos delitos cometidos, supuestamente, por una desviación o desaparición de 54 millones de dólares provenientes de las cuotas sindicales del gremio minero.

Un personaje mítico que generaba polémica, y que por estos hechos a la postre se convirtió en  una verdadera leyenda popular, en alguien que despertaba curiosidad, simpatía y posiblemente pasión por conocerlo, quizá por su osadía o sus hazañas de burlar a la fuerza descomunal del estado, y que, aparentemente, sólo por la acción del autodestierro pudo evitar pisar los interiores de un reclusorio de alta seguridad en nuestro país.

Seguramente no existen convenios de extradición con Canadá, siendo esa la causa  por la cual Gómez Urrutia en su momento eligió ese país para ponerse a salvo de sus persecutores pertenecientes a los dos regímenes de gobiernos anteriores, el de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto, respectivamente. Sin embargo, creo que también habría que resaltar, que si el gobierno mexicano se hubiera propuesto traerlo a comparecer ante la justicia penal, posiblemente lo hubiera hecho.

Pero no sucedió así, porque tal pareciera que la persecución y el acoso ejercido contra él sólo  tenían efectos aquí, dentro del país, al parecer ello porque trastocaba intereses empresariales mineros, y que por tal circunstancia al gobierno le resultaba ser un líder incómodo. Fuera de nuestro territorio nacional, quedó en evidenca que lo toleraron en todos los aspectos, porque incongruentemente el Estado le reconocía dicho liderazgo y representatividad legal a través de las “tomas de nota” emitidas por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Es decir, ni por asomo se le desconoció su dirigencia minera ejercida de manera continua y ordinaria durante más de una década desde el extranjero, concretamente desde Canadá. A lo mejor también sería que se convirtió en intocable por la influencia de ese país que tiene fuertes intereses mineros en nuestro México. Insólito e inverosimil.

Aun así, la mayoría de la sociedad mexicana lo convirtió en una victima del Estado, en un desterrado, en un perseguido político, a quien se le excluyó injustamente de residir en su patria. Interpretación que hacen otros como una acción desmedida del gobierno, y en consecuencia violatoría de sus garantías individules concernietes a sus derechos humanos.

Pero al ser candidateado por Morena como senador plurinominal, con todas las  posibilidades de salir electo, en razón del lugar numérico en que fue ubicado en la lista de representación proporcinal, en esta misma columna lo dijimos que por ese hecho, Napoleón Gómez Urrutia sería repatriado, porque iba a resultar electo senador, tal como sucedió. Es por ello que ahora sostenemos que Napoleón el lunes pasado entró a México por la puerta grande que resulta ser el Senado de la República, con todas las garantías de seguridad y consideración que implican su integridad personal, como también reinvindicado en su prestigio social, para tomar protesta de prominente cargo de legislador, dejando atrás y en el olvido, el autoexilio. Lo veremos.  

Pálida tinta: La Jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum la semana pasada se le vio hacer sus recorridos entre los escombros de las zonas dañadas por el sismo del 19 de septiembre, enterándose de la precariedad de la situación, y mas cuando constató que la administración actual no tiene ni siquiera los censos completos de los damnificados por ese fenómeno telúrico. Ahora la pregunta es, sí también encontrará escombros provenientes de un gobierno evidentemente erosionado por la corrupción y la inseguridad creciente en esta Ciudad de México…………. Lo mostrado antier fue tan solo una probadita de la enorme fuerza que trae Morena al haber hecho sentir sus mayorías, tanto en la cámara de senadores como en la diputados, pero dicen que no serán rencorosos, porque ellos aseguran que no pagarán con la misma moneda, no aplastaran a nadie de otros partidos (a menos que sean muy necios), sino que la batalla se centrará en sacar acuerdos pero por consenso, no por imposición.   Pálida tinta: La Jefa de Gobierno electa,  , la semana pasada se le vio hacer sus recorridos entre los escombros de las zonas dañadas por el sismo del 19 de septiembre, enterándose de la precariedad de la situación, y mas cuando constató que la administración actual no tiene ni siquiera los censos completos de los damnificados por ese fenómeno telúrico. Ahora la pregunta es, sí también encontrará escombros provenientes de un gobierno evidentemente erosionado por la corrupción y la inseguridad creciente en esta Ciudad de México…………. Lo mostrado antier fue tan solo una probadita de la enorme fuerza que trae Morena al haber hecho sentir sus mayorías, tanto en la cámara de senadores como en la diputados, pero dicen que no serán rencorosos, porque ellos aseguran que no pagarán con la misma moneda, no aplastaran a nadie de otros partidos (a menos que sean muy necios), sino que la batalla se centrará en sacar acuerdos pero por consenso, no por imposición.   Pálida tinta: La Jefa de Gobierno electa,  , la semana pasada se le vio hacer sus recorridos entre los escombros de las zonas dañadas por el sismo del 19 de septiembre, enterándose de la precariedad de la situación, y mas cuando constató que la administración actual no tiene ni siquiera los censos completos de los damnificados por ese fenómeno telúrico. Ahora la pregunta es, sí también encontrará escombros provenientes de un gobierno evidentemente erosionado por la corrupción y la inseguridad creciente en esta Ciudad de México…………. Lo mostrado antier fue tan solo una probadita de la enorme fuerza que trae Morena al haber hecho sentir sus mayorías, tanto en la cámara de senadores como en la diputados, pero dicen que no serán rencorosos, porque ellos aseguran que no pagarán con la misma moneda, no aplastaran a nadie de otros partidos (a menos que sean muy necios), sino que la batalla se centrará en sacar acuerdos pero por consenso, no por imposición.    la semana pasada se le vio hacer sus recorridos entre los escombros de las zonas dañadas por el sismo del 19 de septiembre, enterándose de la precariedad de la situación, y mas cuando constató que la administración actual no tiene ni siquiera los censos completos de los damnificados por ese fenómeno telúrico. Ahora la pregunta es, sí también encontrará escombros provenientes de un gobierno evidentemente erosionado por la corrupción y la inseguridad creciente en esta Ciudad de México…………. Lo mostrado antier fue tan solo una probadita de la enorme fuerza que trae Morena al haber hecho sentir sus mayorías, tanto en la cámara de senadores como en la diputados, pero dicen que no serán rencorosos, porque ellos aseguran que no pagarán con la misma moneda, no aplastaran a nadie de otros partidos (a menos que sean muy necios), sino que la batalla se centrará en sacar acuerdos pero por consenso, no por imposición.