Los flujos humanos migratorios, es algo natural que ha ocurrido y que sigue sucediendo en todas las épocas y regiones del mundo. Son los reacomodos humanitarios para los que no existen fronteras. Ello es a causa de la búsqueda de la propia subsistencia o de encontrar una mejor vida. En esa tesitura podemos remontarnos a tiempos prehistóricos e inmemoriales, ubicando que por México han pasado grupos y corrientes humanas en su estado de hordas y en su carácter de nómadas. Las referencias antropológicas específicamente indican que su entrada al Continiente Americano fue por del Estrecho de Bering, para situarse en Alaska y desde ahí extenderse por todo este continente, pasando inexorablente por el amplio territorio que posteriormente se llamó México. Es decir, predominantemente esos nómadas se movieron desde el norte hacia el sur del Continente.
Hoy, en las actuales circunstancias, cuando no obstante que las sociedades actuales son sedentarias, bien se podría interpretar que esos flujos humanos continúan, y se están moviendo pero en sentido inverso, o sea, ahora la tendencia es desplazarse del sur hacía el norte, principalmente. Esto es, la migración proveniente de todos los países de América Latina, incluyendo en mayor medida el nuestro, va con destino a los Estados Unidos y en menor proporción deciden llegar a Canadá, casi hasta Alaska, como si pretendieran regresar al punto de partida de los nómadas prehistóricos. Necesariamente que esos migrantes que son atraídos por el espejismo del sueño americano, tienen que pasar por nuestro territorio nacional.
En ese esquema, habrá de reconocerse que durante los últimos años, ya es muy común ver migrantes de Centroamérica, que cotidianamente transitan, ciertamente, por nuestro territorio nacional, como son los migrantes que provienen tanto del Salvador como de Guatemala, y desde luego de otros diversos países de la América del Sur, que hacen la travesía desafiando a la bestia (tren de carga que más bien sería tren de la muerte) que sobre su lomo intentan cruzar por todo México, es decir, desde Tapachula hasta la frontera con los Estados Unidos. Todo ello a los migrantes les significa una hazaña terrorífica, una verdadera tragedia, porque es una aventura colmada de sorpresas desagradables que no se lo desean a nadie. Sufren sed, hambre, calor o frío, amenazas, extorsiones y robos que padecen en ese largo trayecto de riesgos a cada momento y que muchas de las veces su aspiración de trabajo y de lograr una vida mejor se traduce en una trágica muerte.
Pero hoy estamos ante una sorpresa mayúscula, algo inédito, ya que el fenómeno migratorio se sale de lo cotidiano, porque estamos contemplando el paso de la caravana masiva nunca antes vista de migrantes, en este caso de hondureños. Un auténtico éxodo migrante, que desafiando todo tipo de restricciones y barreras continúa resuelto a no detener su marcha hacia el norte. Van en búsqueda de un mejor presente y futuro, quizá no importa lo que suceda en el azaroso camino, porque ya de antemano lo perdieron todo en su país de origen, no tienen trabajo que eso es lo fundamental, y por tanto no tienen nada que cuidar, posiblemente para ellos, desesperanzados, ni la vida misma.
México no puede ser ajeno a ese desplazamiento humano ni tampoco soslayar la trascendencia de ese fenómeno migratorio, que con la caravana hodureña tan solo está mostrando la punta del iceberg de una anormalidad que puede salirse de control en detrimento de nuestro país. Ello podría causar desestabilización social interna y deterioro en las relaciones internacionales, obvio, principalmente con los Estados Unidos. Nosotros no podríamos echar a los migrantes de regreso por la fuerza. Desde el momento en que pisan territorio nacional, sea legal o fuera del marco jurídico aplicable, están protegidos por virtud de lo que dispone el artículo 1 Constitucional. En ese criterio debemos garantizar su estadía dándoles la alimentación que requieran y el cobijo necesario. Mientras tanto, México ineludiblemente es paso de migrantes, de lo cual habrá de diseñarse nuevas estrategias y políticas actualizadas e inteligentes. Lo veremos.
Pálida tinta
Álvaro Obregón le va agradecer a Layda Sansores que les deje caer con todo su peso la filosa guillotina a los caciques corruptos de ahí. Sí, porque las cosas se pusieron al rojo vivo en esa Alcaldía de Álvaro Obregón en esta Ciudad de México, en razón de que salió a relucir que la administración saliente que encabezaba la ex Delegada María Antonieta Hidalgo Torres, que yo simplemente le diría marioneta Hidalgo, por haber sido sencillamente una títere manipulable del cacique mayor, venido a menos, Leonel Luna, no dejó del presupuesto ni para comprar un rollo de papel de baño, y menos aún para comprar las hojas de papel que se utilizaron en la redacción de las denuncias penales y de quejas que, respectivamente, la nueva Alcaldesa Layda, presentó en su contra o de quien resulte responsable, ante el Ministerio Público y Contralor General del Gobierno de la Ciudad de México, porque presumiblemente en contubernio con otros compinches atracaron el presupuesto, cometiendose con ello de forma dolosa diversos delitos, como el de peculado e irregularidades administrativas de carácter grave. Tan solo como muestra de esa pestilente podredumbre en esa Alcaldía se habla de 45 millones de pesos desviados o desaparecidos. Esto tiene indignados y molestos a la ciudadanía de esa demarcación territorial, quienes también perciben con agrado que a la flamante Alcaldesa Layda no le tiembla la mano para refundir en la cárcel a quien resulte ser reponsable, sea quien sea o trátese de quien se trate. Además, seguro que la Lic. Layda no va a permitir que el asunto se duerma en las instancias de investigación para que quede en el olvido, como suele ocurrir. No, Layda es combativa y le gusta llegar hasta la orilla de las controversias o de la polémica, no se queda a medias, y en este caso no será la excepción, por lo que es posible que se llegue hasta la mano de Luna, perdón hasta la mano que mece la cuna de la delincuencia organizada que evidencia estar compuesta por ex funcionarios y empresas fantasmas…………Prepárense para aterrizar en Santa Lucía, porque el aereopuerto de Texcoco va pa’tras, previsiblemente así lo reflejará el resultado de la consulta ciudadana. Bueno, aunque duela, más vale parlo a tiempo y no lamentarnos toda la vida de haber sido pusilánimes.