Para el año 2015 se esperaba que las inversiones por la reforma energética y el gasto público, impulsarían un dinamismo a la economía Mexicana, sin embargo con la caída en los precios del petróleo su participación en el entorno económico global se limitaron, el único motor que impulsará al país será el externo. Sólo en diciembre pasado, las exportaciones no petroleras subieron 2.7%, de acuerdo con el INEGI, impulsadas por un tipo de cambio con un peso depreciado.

En cuanto a variables de carácter financiero como tipo de cambio y tasas de interés, éstas han registrado ajustes de magnitud menor que las registradas en la mayoría de las economías emergentes, reflejando las condiciones de incertidumbre en los mercados financieros internacionales. Esta situación podría complicarse en los próximos meses ante un posible aumento de las tasas de interés estadounidenses.

Ya muy quitado de la pena el Banco de México nos anunció que redujo su proyección de crecimiento económico para este año. Por su parte, la Secretaría de Hacienda hizo lo propio; al parecer no le quedaba de otra sino acatar lo dicho y redujo la suya no sin dejar de celebrar la aportación mexicana derivada del favor de la Virgen morena: no importa que el crecimiento de la actividad económica esté por debajo de 3 por ciento al año, ya que en el país se generan empleos de manera espontanea: de hecho casi nos acercamos al pleno empleo y, he aquí el milagro guadalupano, sin que crezca la economía ni el Estado actúe como empleador de última instancia.

Desde el primer año de gobierno se ha revisado de manera constante a la baja esa tasa. Se ha optado incluso por no ofrecer ya una cifra única de la previsión, sino que ahora se trata de un rango, amplio sin duda, pero más cómodo para quienes tienen que medir la actividad económica. También es más coherente en el escenario en que opera la economía. La planeación en el gobierno y las empresas se hace con un mayor grado de variabilidad.

El asunto puede convertirse en sí mismo en un motivo de análisis. La cuestión es, ¿por qué difieren tanto los resultados de las previsiones? Las condiciones que enmarcan el funcionamiento productivo están dadas desde hace ya muchos meses, como son: primero, la falta de una recuperación decisiva de la economía de Estados Unidos, en especial de su sector manufacturero y, segundo, la caída de los precios del petróleo y de la producción de crudo. Hay, en efecto, otros elementos de incertidumbre pero el entorno aparece para quienes lo administran como demasiado inestable y para quienes reciben y usan la información oficial, como un asidero bastante endeble.

Pero, ¿por qué no crece la economía Mexicana? Se pueden considerar varios factores, uno de ellos es que el 60% del trabajo en el país es informal y éste suele ser de muy baja productividad. El problema de la informalidad tiene muchos elementos que lo forman, el mal funcionamiento del mercado laboral, la falta de competencia en mercados, la falta de apoyo para las microempresas.

La baja productividad y el bajo o casi nulo crecimiento económico en México también se relacionan con la debilidad del mercado interno y su baja demanda, a la concentración del mercado financiero y su mal funcionamiento. Aquí el discurso oficial omite señalar que el 85% de los mexicanos que tienen la fortuna de haber conseguido un trabajo formal gana menos de 10 salarios mínimos mensuales (olvidando además que más de la mitad de la población con empleo formal tiene un sueldo de 5 o menos salarios mínimos), así que es obvio deben de reflexionar intensamente cuales son sus prioridades de gasto. Para disminuir esta tendencia y crear más y mejores puestos salariales formales, es necesario fortalecer el mercado interno a través de inversiones de largo plazo en infraestructura, fortalecer el estado de derecho, formación de capital, una política fiscal expansiva, un fuerte impulso a la innovación y combatir la corrupción.

El gasto público debe ser ejercido de manera progresiva e inteligente, cortar la inversión pública es una mala política macroeconómica en el corto plazo pero es una aún peor política de crecimiento en el largo plazo.

Ahora bien, los tres pilares para incrementar la productividad son Inversión, educación y tecnología, la inversión puede ser pública, privada o extranjera, la educación es el capital humano que se forma en la academia y la tecnología son las herramientas productivas de vanguardia para incentivar y eficientar la producción. Y aquí encontramos los problemas básicos; la inversión privada se ha visto limitada por una restrictiva reforma fiscal y los altos costos de crédito derivado de la ineficiencia de las instituciones financieras, la extranjera si bien ha venido llegando, por la caída en los precios del petróleo y en parte por la crisis social que presenta nuestra nación, no en la cuantía necesaria, y la pública, que debería de ser la punta de lanza de nuestra economía, se ve restringida por la falta de eficiencia en su ejercicio. Es importante señalar que mientras la SHCP no libere los recursos financieros a las dependencias en tiempo y forma para su gasto, que para la tragedia de todos además ya están presupuestados y debidamente autorizados, y no esperar por motivos desconocidos hasta el tercer cuatrimestre del año como se ha venido haciendo costumbre, no se impulsa el crecimiento económico. El cobrar los servicios prestados al Estado, se ha convertido en un vía crucis, con el respectivo circulo vicioso que representa la falta de liquidez, como pagar deudas si uno no cobra. La educación y la tecnología, en parte por la falta de inversión eficiente y por factores netamente políticos, son rubros estancados.

También un lastre cada vez más pesado y que de continuar será un detonante social, es la corrupción derivada del autoritarismo y la impunidad, vigente en todos los niveles de gobierno, sin distinción de siglas partidistas, cada vez se hace mas real el lema de ?No es necesario tener un gobierno amigo, si no un amigo en el gobierno?, el poder realizar una transacción comercial en la mayoría de las licitaciones publicas, es prácticamente imposible a menos que el empresario tenga un contacto a buen nivel en el gobierno. No hay padrino, menos negocio. Con esto se elimina la competitividad, se reduce la eficiencia y se encarecen los productos por el ya tradicional moche que va del 10% al 15% del precio real del producto o servicio. Mientras permanezca esta tendencia, los participantes en la economía serán un monopolio de actores económicos cuya una virtud es el compadrazgo, que no dan espacio a una movilidad social, a una cultura emprendedora, a la creación de nuevas empresas con los inherentes puestos laborales, aumentando además, la ya alarmante brecha económica existente entre los distintos sectores sociales. El recientemente aprobado Sistema Nacional Anticorrupción nace con el estigma de que los investigados a fin de cuentas nombraran a sus investigadores.

Mediante el esquema Neoliberal dictado por el Banco Mundial desde 1983, en México hay cada vez más pobres, pocos ricos ?aunque extremadamente ricos? y la brecha entre unos y otros se ha ampliado a tal grado que nuestro país tiene el nada honroso privilegio de ocupar la segunda posición, sólo después de Chile, la madre del neoliberalismo en América Latina, en lo que a desigualdad en ingresos se refiere entre las 34 naciones que dan cuerpo a la OCDE, mientras las urgencias sociales han crecido como la espuma, las cuales de no modificar el esquema de desarrollo económico seguirán creciendo.