Un pequeño cambio puede provocar una evolución totalmente diferente de las cosas. 

 

El denominado viernes negro para Enrique Peña Nieto en la IBERO está siendo marcado como un punto de inflexión en la campaña presidencial. De conducirse en escenarios controlados, el candidato del PRI asistió a lo que sería un territorio neutral y terminó aquello en la historia que conocemos. Sin embargo, lo que ha sucedido posteriormente ha sido una avalancha, mayoritariamente en su contra. Bola de nieve que se ha hecho más grande por los desaciertos del control de daños de ese acto, de los medios de comunicación masivos que minimizaron lo sucedido y de lo que sería un grito de Ya Basta! de jóvenes y estudiantes.

 

Al poner el pie en la IBERO, Peña Nieto desató una especie de caos difícilmente predecible. Los estudiantes salieron a manifestarse, ya no lo hicieron solamente en las redes sociales. Jóvenes de la IBERO reclamaron en Televisa Santa Fe, otros tantos del ITAM en Televisa San Ángel. Una #MarchaAntiEPN se llevó a cabo en Paseo de la Reforma. Otra manifestación #ApoyoMundialAMLO le siguió. Una guerra en contra no debe prevalecer, se debería mirar adelante y proponer. Pero de alguna forma tendría que empezar, que catalizar. Es el alcohol sobre la herida. 

 

A Edward Lorenz se le adjudica el origen del Efecto Mariposa. Estudios matemáticos y meteorológicos lo llevaron a descubrir lo que en términos generales explicaríamos que un simple aleteo de una mariposa, podría hacer cambiar drásticamente el estado del tiempo al otro lado del planeta. Pues bien, en la campaña presidencial, la evolución de las cosas nos está llevando a la imposibilidad de hacer predicciones certeras.

 

Que si Vázquez Mota o López Obrador aprovecharán esto, no lo sabemos. Que si este despertar juvenil se reflejará en las preferencias electorales, puede ser, ahí están las encuestas de Covarrubias o De Las Heras. Que si habrá una Primavera Mexicana, sería aventurado pero no imposible. Que si sólo será todo esto una serie de anécdotas sin consecuencia, lo dudo.

 

Lo cierto es que el día de campo para Peña Nieto que clamaban sus partidarios no se visualiza más. Algo cambió. Empezó por algo pequeño. Se ha hecho más y más intenso. Es pues, el Efecto Mariposa.