Federico Arreola, director de 'SDP Noticias', ha considerado necesario publicar el siguiente artículo de su amigo Juan Bustillos, no solo por la relevancia del tema, sino porque leyó en tal escrito un reproche del autor al propio Arreola, quien —como otras personas que estuvieron cerca de Luis Donaldo Colosio— no recordó este 23 de marzo, no en público, al candidato asesinado.<br><br>En su texto, Bustillos dice que solo se acordaron de Colosio los priistas Manlio Fabio Beltrones y José Murat. En justicia debo señalar que Juan olvidó incluir entre las manifestaciones de homenaje a Luis Donaldo el sentido tuit de Alfonso Durazo y la dedicatoria de Agustín Basave en su columna semanal en Proceso.<br><br>Consultado Arreola acerca de por qué no recordó a Colosio, dijo:<br>"En realidad sí lo recordé, sobre todo cuando recibí un video en el que Donaldo hablaba. Pensé en su muerte y también en la de mi padre".<br><br>"¿Escribir sobre el magnicidio de Lomas Taurinas? Lo haré después, sí... Después, en efecto, no en un momento en el que, desvergonzados, los mismos que lo asesinaron intentan revertir a la mala el avance democrático que el pueblo de México ha logrado con tanto esfuerzo, especialmente con el sacrificio de aquel sonorense".
Nota de redacción
Hace 26 años fue ejecutado Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas; hoy lo desaparecimos del santoral laico. Ni hubo quien se acordase de él. Podría decirse que lo ejecutamos por segunda ocasión.
En años anteriores hasta Andrés Manuel López Obrador hablaba de él; hoy, sus deudos políticos (no me refiero a sus familiares que lo llevan grabado en el corazón) aprovechaban la efeméride para hacerse notar, para mostrar un dolor que hace años dejaron de sentir y para zaherir a quienes siguen culpando de su asesinato sin mayores pruebas que sus deducciones detectivescas personales.
Entiendo, no era políticamente correcto honrar su memoria hoy.
Pelo Chino era un gran declamador, pero ignoro si alguna vez repitió el lamento de Gustavo Adolfo Becker por lo solitarios que se quedan los muertos.
Hoy fue el caso. Lo dejamos en la soledad con el pretexto del coronavirus y las caídas del peso ante el dólar y del precio del petróleo mexicano.
Escribo tarde, casi noche y no encuentro referencias al malogrado candidato del PRI a la Presidencia de la República ni de quienes fueron sus más cercanos en política y en periodismo, que fueron muchos y con los que hablaba sin parar, como nos enteramos después de su muerte.
Supongo que consideraron sacrílego robarle un poco de la agenda al presidente López Obrador del que ahora son tan o más cercanos que de aquel sonorense cuya muerte cambió para siempre la historia de México.
No debe extrañarnos, la vida del poder es así. Es mejor estar cerca de los vivos; los muertos pueden quedarse solos para que los traigamos de regreso a escena solamente a conveniencia.
Pero aún siendo natural el olvido, es monumental la ingratitud del partido que presidió y del que fue candidato presidencial. A las 19 horas de este lunes, Alejandro Moreno, líder de lo que quedó después de la debacle de 2018, no había dicho una palabra sobre el sonorense que nunca sabremos si pudo ser el gran presidente de nuestro país que muchos creímos porque no se lo permitieron.
Deseo equivocarme en la generalización de la segunda ejecución que cometimos hoy con el olvido de aquel a quien muchos presumimos como amigo y como hermano, pero creo que no me equivoco, fueron muy contados quienes lo recordaron.
Simplemente lo ejecutamos por segunda ocasión.
Becker tenía razón: “¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”, aunque en el busto que le dedicó Margarita González Gamio y develó Ernesto Zedillo, fueron colocadas ofrendas florales de Manlio Fabio Beltrones, el PRI nacional y la Fundación Colosio que encabeza José Murat.