¡AMLO no debe inmiscuirse en los comicios!
La intromisión del presidente Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del próximo 6 de junio es inaceptable, inadmisible, reprobable, ilegítima e ilegal. La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos no habilita al jefe del estado involucrarse en el desarrollo de los comicios electorales. Su planeación y desarrollo competen exclusivamente a una institución del Estado mexicano llamada Instituto Nacional Electoral, (INE).
Ciertamente, no gozamos de una democracia liberal desarrollada. Por el contrario, México adolece de la ausencia de un respeto al equilibrio de poderes; tenemos en palacio nacional a un presidente que, bajo sus altos índices de popularidad, ha decidido erigirse en el director inequívoco del destino nacional.
¡No! ¡AMLO no debe inmiscuirse en los comicios! Sus competencias, en este sentido, se encuentran limitadas por el artículo 89 constitucional, el cual establece prístimamente las facultados del titular del ejecutivo federal.
AMLO, el líder espiritual de Morena
Más allá de las desafortunadas decisiones de AMLO de querer influir en las decisiones electorales, los actos del presidente traslucen las más arcaicas prácticas del antiguo presidencialismo mexicano.
AMLO, en este contexto, no parece actuar como el titular del ejecutivo federal, sino como un poderoso rival decidido a desafiar a las autoridades electorales legal y legítimamente constituidas como un contrapeso contra el autoritarismo que el propio López Obrador juró combatir durante su campaña presidencial.
Si bien AMLO es el líder espiritual de Morena, esa responsabilidad debió haber cedido ante aquella que corresponde a liderar los destinos del país. En este tenor, el presidente interviene indiscriminadamente en la elección de los candidatos de Morena, violando la ley, contraviniendo las disposiciones de la carta magna y sembrando en el país una profunda incertidumbre en torno al futuro de nuestra democracia.
AMLO, actúa como un caudillo partidista
Nuestra democracia en ciernes, aquella que durante décadas hemos buscado construir, parece hoy un castillo de naipes en tránsito hacia su demolición. AMLO, sin lugar a dudas, actúa como un caudillo partidista que parece priorizar los intereses de su agrupación política sobre el devenir de la nación.
Hoy el INE ha sido puesto en tela de juicio; no por su obediencia a la ley sino por contravenir las aspiraciones políticas de un puñado de individuos que han sido víctimas de la legalidad y del quehacer de nuestras instituciones. AMLO debe, por su amor a México, ceder ante la autoridad del INE y acatar las decisiones surgidas de nuestra letra constitucional.
En tanto que mexicanos comprometidos con el bienestar de nuestra nación, no nos resta más que oponernos a los deslices antidemocráticos del caudillo, y así encabezar una resistencia cuyos objetivos estén dirigidos a salvaguardar nuestra democracia.
En suma, al presidente de México, no obstante su alta popularidad, no le compete entrometerse en las decisiones de la autoridad electoral; instituciones que le hicieron posible su victoria en 2018 y que han decidido resguardar la voluntad de la mayoría, aun en contra de la personalísima voluntad de AMLO.
México nos pertenece a todos, no a López Obrador.