Esperaos. Ya os voy a narrar<br>todo. Esperaos sossiegue<br>este dolor de cabeza. Esperaos.<br>¿Dónde os habéis dejado vosotros<br>que no hacéis falta jamás?<br>Nadie hace falta! Muy bien.<br>

César Vallejo

La mejor historia del mundo es la más fácil de contar.<br>

Ricardo Piglia

Ha habido ya varias primicias que anuncian el último capítulo en la saga de las elecciones del 6/6 y todas apuntan a que Morena y sus aliados políticos convocarán el espectro del fraude electoral.

Irreal, pero sucede: el partido en el poder cuestiona a la autoridad electoral que validó su triunfo. Como parte central de su estrategia, tenemos a “Regeneración Nacional” optando por golpear al INE y a sus consejeros (al menos algunos de ellos) hasta conseguir derribarlos.

Para ello se valen de cualquier argumento. El más lucidor hasta ahora: la ratificación de una decisión tomada por el Instituto, conforme a derecho, con respecto a las candidaturas de Felix Salgado Macedonio y Raúl Morón. Se vela por la equidad democrática de acuerdo a las reglas establecidas —y por todos pactadas, incluyendo Morena—, pero los tramposos no las aceptan.

Elementos de este episodio se esbozaron y reforzaron desde la mañanera. La máxima autoridad gubernamental catapultando su voz, esa que por ley no podía ni debía escucharse durante el proceso electoral.

Luego, también, la propuesta del propio López Obrador de llevar a cabo encuestas telefónicas para “decidir” si Félix Salgado y Raúl Morón pueden contender por las gubernaturas de Guerrero y Michoacán el próximo 6 de junio. A todas luces violatorio de la ley; mostrando el abierto desprecio que tiene por las instituciones y el Estado de Derecho en el país.

Más adelante, la intención —ya manifiesta— de colar patiños y juanitas de color guinda a nivel gubernaturas de estado y/o diputaciones federales. ¿Ya vieron que ese es el nuevo esquema que considera Morena para Guerrero? Poner a alguna hija de Salgado Macedonio en la boleta y, al cabo de meses de gobierno, cederle a dicho personaje la titularidad...

Posteriormente, esta historia se desarrolla en la disyuntiva de que si el Tribunal Electoral decidirá o no sostener las decisiones del INE en materia de negar registros para diversas candidaturas (nuevamente, las de Salgado y Morón las más cruciales).

Hasta allí algunos de los muchos elementos que conformaron el primer y largo episodio inicial. Uno que ahora se multiplicará de aquí a la jornada electoral, y que conformarán la narrativa para culminar la historia en un desconocer los resultados electorales y gritar fraude.

Ya lo dijo el presidente: él no confía en el INE; flagrante invitación a que sus seguidores duden (más) de la institución garante de nuestra democracia.

Sabe bien que sus números no le alcanzan para conservar la mayoría absoluta en el Congreso.

Basta escuchar los anuncios en el radio, donde se pide que se vote por los diputados federales de Morena con objeto de que la Cuarta Transformación termine de ser llevada a buen término... O ver la prisa por pasar la ley de hidrocarburos y la del padrón de datos biométricos de los usuarios de telefonía móvil. Ambos esperpentos que tendrán un altísimo costo para la población y que solo traerán mayores problemas para el país fueron aprobados con esta legislatura porque no está seguro de lograrlo en la próxima.

Cuando AMLO a estas alturas ya debe de tener números que muestran lo que será la conformación de la Cámara baja, en la 4T deciden cual será el final para la narrativa y ese es insinuar —qué digo, insinuar, ¡asegurar!— que habrá fraude. ¿Existe buena posibilidad de que Juntos Haremos Historia no tenga mayoría en el Congreso? Sí la hay.

No podemos decir que esta película no la hemos visto. Sería pecar de ingenuos. El verdadero evento fundacional de Morena fueron la impugnación de las elecciones del 2006, la investidura del presidente legítimo. Eso más que ningún otro momento en la larga historia del Movimiento.

Y para ya ir naturalizando la idea del fraude, nada mejor que enganchar al consejero presidente del Instituto Electoral en ese discurso: “yo no confío en el INE.” Menos mal que Lorenzo Córdova no se dejó y estoicamente contestó: “... están más empeñados en jugar el juego contra el árbitro. El árbitro no va a patear ningún balón, porque no le toca, lo que le toca es vigilar la contienda.”

Pero intentos similares continuarán porque, cuestionar la decisión del INE, es el capítulo que antecede a la entrega final de la impugnación de las elecciones, teniendo al fantasma del fraude electoral como argumento para desmantelar todo el aparato electoral. Piénsenlo, lectores por un momento, los lopezobradoristas solo conocen esa narrativa; la más fácil de contar.

Y si se puede adelantar dicha conclusión, esto es, ser juez y parte en el juego democrático desde ahora, qué mejor. ¿No me creen? Dense una vuelta por los más recientes comentarios, mensajes, intervenciones y textos de opinión de los ya conocidos fervientes seguidores de la Cuarta Transformación.