La polémica en torno a la censura de Twitter contra Donald Trump tras los sucesos del Capitolio del pasado 6 de enero parecen haber resonado fuertemente al otro lado de la frontera sur, y concretamente, en Palacio Nacional.

El presidente AMLO, quien manifestó su rechazo a los actos de censura de la red social contra el expresidente estadounidense, arremetió ayer contra el encargado de Política Pública de Twitter para México y América Latina, un individuo, otrora desconocido, llamado Hugo Rodríguez Nicolat. Según ha trascendido, y de acuerdo a la estructura interna de la organización, es la persona responsable de la gestión de la red social del ave azul en nuestro país.

AMLO, en medio del debate público sobre la censura interpuesta por el Instituto Nacional Electoral para la transmisión integral de las mañaneras durante las próximas campañas electorales, exhibió en su mañanera a Rodríguez Nicolat, y aseguró que es un personaje cercano al PAN – y que incluso- había sido asesor de un “senador famosísimo” de Acción Nacional. No satisfecho con ello, el presidente mostró públicamente el perfil profesional de Linkedin del susodicho empleado de Twitter para demostrar sus aseveraciones.

¿Qué pretende el presidente AMLO con esta demostración de abuso de poder?

¿Qué pretende el presidente AMLO con esta demostración de abuso de poder? Él, mejor que nadie, conoce el alcance nacional de sus mañaneras y la fuerza de su mensaje, principalmente entre sus más leales seguidores. ¿Buscaba desacreditar a Twitter como empresa corrompida por la mafia del poder? ¿Vapulear mediáticamente al empleado de la red social? ¿Vacunarse frente a una posible censura por parte de Twitter ante una hipotética expresión de odio que pudiese conducir a actos violentos como lo acontecido en Washington?

El presidente AMLO manifiesta frecuentemente su convicción en favor de la libertad de opinión. Sin embargo, el jefe de Estado no cae en la cuenta -o lo simula- de que goza de una plataforma que resuena invariablemente en todos los medios de comunicación, con o sin actos de censura. Pareciera que el presidente anda como un ciudadano cualquiera quien puede ser acallado por cualquier medio o red social.

Lo sucedido el día de ayer en Palacio Nacional merece ser denunciado, pues un empleado de Twitter ha sido groseramente “ventilado” en un espacio supuestamente dirigido -así lo asevera el presidente y sus correligionarios- a informar a la ciudadanía sobre las labores de gobierno.

Dentro de los meses que vienen el presidente AMLO se enfrentará al INE y a la ley. Sin embargo, como podemos vaticinar, el instituto y nuestra Constitución quedarán eventualmente sometidos a la voluntad del presidente.