PRD es apenas la séptima fuerza política de izquierda

No es secreto que la creación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) supuso el declive inexorable del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Tras la derrota de Andrés Manuel López Obrador ante Enrique Peña Nieto en 2012, y como consecuencia del acuerdo legislativo conocido como Pacto por México, el ex candidato presidencial del PRD buscaría desligarse de su partido, y con ello, fundar una nueva fuerza política cuya misión sería llevarle a la presidencia de la República.

A partir de entonces, el PRD, a saber, la otrora gran fuerza política de las izquierdas, aquella surgida como consecuencia del supuesto fraude de 1988 y del desmembramiento del antiguo Frente Democrático, se convertiría en un partido en los márgenes de la política nacional y en una agrupación política que poco tendría que ver con los ideales de personajes destacados como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.

Al día de hoy, el PRD es apenas la séptima fuerza política en la Cámara de Diputados, la octava en el Senado, y cuenta con dos gobernaturas a nivel estatal en las personas de Silvano Aureoles en Michoacán y de Carlos Joaquín González en Quintana Roo.

El gran partido de referencia de las izquierdas mexicanas, a raiz de la escisión provocada por López Obrador, fue relegado a una posición de intrascendencia inusitada en la historia de la vida pública. Sin embargo, como resultado de las posibles coaliciones del PRI y del PAN con el PRD, la fortuna de este último podría dar un viraje importante. Me explico.

Según ha trascendido, el PRI, PAN y el PRD serán coalición, para los comicios del próximo mes de junio, en los distritos cuyas encuestas de opinión favorecen a Morena, con el propósito de arrebatar escaños al partido del presidente, y con ello, la mayoría en la Cámara Baja. Al parecer, la triada se postulará en solitario en los distritos donde Morena o sus aliados no son competitivos. Sin embargo, aquellas circunscripciones electorales que favorecen a Morena tendrán como protagonistas a candidatos de algunos de los tres partidos de oposición; cuya selección interna dependerá en las oportunidades de victoria de los postulantes, sean estos del PRI, PAN o PRD.

En este contexto, en aquellos distritos federales tradicionalmente de izquierda, los candidatos del PRD que encabezarán la alianza tripartita tendrán la ocasión de reivindicar las siglas de su partido, y con ello, plantar cara a Morena y a sus satélites. Ello podría coadyuvar, en el mejor de los casos, a la derrota electoral del partido de López Obrador, y con ello, al fin de lo sueños legislativos de la autoproclamada cuarta transformación.

En conclusión, a reserva de una buena estrategia política y electoral, el PRD -el partido que postuló a AMLO en dos ocasiones- podría jugar un papel relevante en el mapa electoral de los próximos tres años. 

No vendría mal a la política mexicana. 

Veremos.