Atacar la libertad de expresión

Hace un par de días pude observar una entrevista de Julio Astillero, al coordinador y director editorial del Soberano, Alfonso Flores Durón Y Enciso.

Quedé sorprendido de los alcances que pueden producir para atacar la libertad de expresión; pero, más allá de eso, son muy graves las intimidaciones y el derecho a la privacidad de los ciudadanos. Eso sintió Alfonso Flores, lo dijo en entrevista. Señaló que hay evidencias y testimonios de la operación minuciosa que orquestó la ignominia.

No es la primera vez que esto sucede; hay antecedentes de ataques mediáticos contra periodistas e investigadores. Además de ser ofensivo y denostar a la persona, pone en entredicho la bajeza y el abuso con que actúan a mansalva.

Investigación periodística genera intimidación a medio digital.

Además, aprovecharse de la situación que ocasiona una acción de esa naturaleza, es totalmente irracional el modo con que señalan un hecho sin precedentes.

Los señalamientos recaen debido a la investigación periodística que realizó el Soberano en la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México. Buscan evidenciar los testimonios de corrupción y actos de influyentismo de administraciones pasadas, eso, evidentemente, sería el motivo que tensó y amedrentó la vida privada del director del Soberano.

Entre amenazas trataron de irrumpir un grupo de personas a su domicilio, dejó claro. Esto no puede pasar; por más que un medio digital de noticias desnude las atrocidades y corruptelas, es inconcebible que esto acontezca. Es más, no debe suceder nunca; los riegos pueden ser muchos.

Además de atentar contra la libertad de prensa, el caso relata hasta dónde puede llegar el alcance de una situación que exacerbó muy claro a una clase política que no ha hecho la s cosas bien.

Condenamos estos hechos y hacemos un llamado a las autoridades de la alcaldía Benito Juárez en la ciudad de México. Esto jamás se debe repetir. El Soberano es un medio digital que tiene toda la libertad de exponer sus investigaciones; su mecánica de hecho, es muy interesante. Ese concepto quizá, es el que irritó a la clase política que se siente exhibida por el pasado desastroso.

Todos los días le doy seguimiento a la temática de los colaboradores del Soberano. Un par de ocasiones tuve la oportunidad de colaborar en Plumas Patrióticas. Compartir el espacio con gente talentosa como Abraham Mendieta y Andrés Chávez, dos analistas del tema político muy sobresalientes fue muy enriquecedor.

Para todos ellos, y en especial a su director editorial del Soberano, Alfonso Flores Durón Y Enciso, mi solidaridad ante los hechos lamentables que fue víctima.

Y es que, la difamación, ya no es una herramienta infalible para denostar. Lo más importante, de hecho, trasciende en la veracidad y la valentía de personas comprometidas con la situación real.

Justamente eso nos motiva a buscar más canales de difusión. Recordemos que durante años padecimos en esquema de servilismo anacrónico en los medios de comunicación; hoy en día, eso cambió: existe una serie de periodistas, columnistas e investigadores con un valor axiológico enorme. Sus principios son los que nos inspiran a seguir trabajando en la redacción de fragmentos y de la lectura de nuestro México contemporáneo.

Por ello, condenamos los hechos sucios y perversos que pretende someter y arrodillar la verdad inocultable. Confieso que sentí mucha rabia por la atrocidad de este acto peyorativo. Además de revelar la desesperación que reina, buscan sacar provecho y justificar los malos actos de gestiones anteriores por medio del abuso del poder. No se vale. Somos más los que estamos a favor de una libertad de expresión.

Los temas se manejan con nivel y categoría política, no con la mezquindad que se acostumbra.