En su mañanera de ayer, López Obrador dijo que el ser señalado por el WSJ como un presidente que acapara el poder, al grado de compararlo con Santa Anna o Porfirio Díaz, “sí calienta”. No es la primera vez que ante comentarios de la prensa, responde con esa frase.

Sin embargo, si él mismo pregona que ya no se pertenece, valdría entonces preguntara a quienes sí les pertenece. Supongo que a todo México y, por lo mismo, veamos lo que sí nos calienta, qué es lo que nos molesta y no estamos dispuestos a seguir tolerando.

Porque sí calienta tener de presidente, a quien dijo iría contra todo tipo de corrupción y resulta que minimiza el caso de la CONADE. Pues las irregularidades encontradas por la secretaría de la Función Pública, las cuales ascienden a 50.8 millones de pesos y son solo de enero a junio del 2019, atajó que había un procedimiento legal a seguir y no se sabe nada del mismo.

Sí calienta la ola de feminicidios, de crímenes que superan cualquier crueldad y si bien López Obrador no es culpable de los mismos, calienta y duele que sea bastante tibia su respuesta para con ellos, al no querer recibir a ningún colectivo de las mujeres que han protestado, pero sí les pida que no pinten las puertas de Palacio.

Sí calienta, que pueda recibir a los dizque maestros del CNTE, quienes secuestran vías del tren, no dan clases, pero no recibiera al contingente de Sicilia y los LeBarón, porque “no iba hacer un show de la investidura presidencial”.

Sí calienta y mucho, que llevamos más de un año sin saber nada de las pipas compradas en la crisis del huachicol. Y si bien se entienden (aunque no gusten) los impuestos a las gasolinas, calienta que aumenten los mismos y digan que no se trata de impuestos.

Calienta que el 90% de las compras del gobierno sean de forma directa y sin licitación. Poco importa que López Obrador sea honesto, si las formas establecidas en su gobierno hacen suponer que todos los que están involucrados en las compras no lo son.

Calienta a la tierra el desdén demostrado por las energías limpias y la retrógrada decisión de utilizar carbón y combustóleo para generar energía, cuando tenemos la posibilidad de explotar la energía limpia del sol y del viento.

Calientan los recortes a las estancias infantiles, a los refugios temporales, a los centros de salud.

Calienta la actitud hacia las fuerzas del orden, a quienes se les exige que no pueden reaccionar ante un grupo de vándalos, porque hay que tratarlos con respeto.

Calienta el ataque sistémico y continúo en contra de organismos autónomos, especialmente las afrentas al INE.

Calienta cuando lo importante es la rifa/lotería de un no avión, pero no la urgente necesidad de abastecer de medicinas.

Calientan las consultas públicas para seudo validar decisiones personales; ya sea la cancelación del NAICM, la construcción del tren maya, la construcción del gasoducto en Morelos, etc.

Calienta saber que se utilizará más de la mitad del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios para compensar la caída de los ingresos por impuestos y petróleo en el ejercicio fiscal 2019.

Calienta la hipocresía para despedir al neurocirujano Miguel Ángel Celis como director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Una hora después de su despido, la secretaría de salud y la de la función pública, declararon desierta una licitación de “Víveres, bienes perecederos, no perecederos y alimentos” por 45 millones de pesos. Para dar paso a una designación directa del contrato.

Calienta que Pemex mienta y diga que la producción diaria de barriles de petróleo fue de un millón 705 mil, mientras la CNH (Comisión Nacional de Hidrocarburos) registró una producción de un millón 675 mil barriles diarios.

Calienta que la secretaria de economía, diga que el impacto negativo en las Bolsas del mundo y en la mexicana no es importante.

Calienta saber la respuesta de Barbosa, gobernador de Puebla, al decir que el accidente de Martha Erika Alonso, gobernadora de Puebla en su momento, ya no es asunto de interés para su gobierno.

Calienta recordar que Rosario Piedra no cumplía con los requisitos para ser nominada (ya no digamos votada) como presidenta de la CNDH y que cuando se presentaron las evidencias, siguió siendo presidenta.

Calientan tantas cosas, en las cuales el propio López Obrador o su equipo tienen algo que ver o han empeorado la situación, que se vuelve superfluo escuchar “eso sí calienta” porque se le comparó con dos presidentes que acapararon y monopolizaron el poder. Si no quiere que así se le compare, antes de que se caliente, debería pensar que si se le compara con Porfirio Díaz y Santa Anna es porque así se le ve. Entonces ya podrá calentarse pero por la vergüenza de presidir tan mediocre gobierno.