No, no lo ha hecho ese columnista por misoginia, sino por algo en cierto sentido más vulgar.

Tiene que ver con una comparación reciente entre dos primeros años de gobierno. Es decir, 2019 contra 2013. Lo dice un reporte que estos días ha circulado de la organización Artículo 19.

AMLO gastó en publicidad, en 2019, la tercera de lo gastado en 2013 por Peña Nieto en el mismo concepto.

Y en 2020 la 4T gastará todavía menos en publicidad en medios de comunicación.

Hay otra diferencia. Los gobiernos anteriores —no solo el de EPN; los de Fox y Calderón, también— además de pagar anuncios en empresas periodísticas, consideraron buena idea entregar dinero directamente a los periodistas, sobre todo a los columnistas. Todos estos se han defendido diciendo que entregaban facturas o recibos de honorarios y pagaban impuestos. Mala defensa porque no se les ha acusado de fraude fiscal, sino de beneficiarse de pagos que el gobierno no necesitaba realizar, sobre todo porque ya invertía en diarios, televisoras, radiodifusoras, revistas y portales de internet.

Los llamados líderes de opinión, entonces, han visto disminuidos sus ingresos en la administración de Andrés Manuel. Y les duele, claro que les duele. Como venganza, insultan.

Se entiende el miserable artículo de este viernes de Pablo Hiriart, en El Financiero, en el que compara a una mujer que tiene un estilo sencillo y aun modesto de vida, Beatriz Gutiérrez Müller —esposa, como sabemos, del presidente López Obrador— con el mayor símbolo histórico del derroche y el lujo, la reina francesa María Antonieta.

No se vale. Se comprende la rabia por el dinero perdido, pero hay otras formas de expresarla. Ni la mafia es tan chafa.