El pasado domingo, los franceses eligieron a su presidente en la segunda vuelta electoral, en donde el centrista proeuropeo Emmanuel Macron, de 39 años, obtuvo el triunfo, siendo el mandatario más joven en la historia del país. 

Macron, quien en campaña prometió luchar contra el miedo y las divisiones, ganó la elección presidencial tras derrotar a la candidata de la extrema derecha Marine Le Pen, con un 65 por ciento de los votos contra un 35 por ciento.

Detrás del presidente electo francés, se esconde una historia de amor fuera todo tipo de estereotipo, lo que ha hecho que los reflectores del mundo volteen a ver el lado humano del ganador de la contienda.

Sin duda, los ojos de gran parte del mundo están centrados en Macron, quien obtuvo un triunfo indiscutible y con una legitimidad que le permitirá tender los puentes con los sectores sociales en aras de apuntalar su futura administración.

Este triunfo contundente no hubiera sido posible sin la figura de la segunda vuelta electoral, que es una figura electoral que permite darle a los gobernantes mayor legitimidad y que durante sus gestiones no existan conflictos de gobernabilidad.

En el caso de México, varios actores políticos han propuesto la figura de la segunda vuelta electoral para la elección de presidente de la República, debido a la crisis de legitimidad de los gobernantes.

La historia reciente nos ha enseñado la inconveniencia de contar con gobernantes debilitados y sin legitimidad, por causa de un triunfo electoral sin mayoría absoluta y que no resulta satisfactorio para la mayoría, provocando desintegración y conflictos en muchas ocasiones.

El problema es que de los resultados electorales, con el voto dividido en distintas fuerzas, emanan ejecutivos estatales sin mayorías claras y con debilidad en su mandato. La realidad es que en los últimos años, nuestro sistema de competencia electoral, en vez de darle certidumbre y unidad a México, genera equilibrios muy frágiles.

La segunda vuelta electoral consiste en que si en las elecciones, ninguno de los candidatos participantes obtienen más del 50 por ciento de los votos, tendrá que desarrollarse una segunda vuelta, en donde sólo participen los dos candidatos que obtuvieron mayor votación en la primera ronda, de tal forma, que uno de los dos, tendrá que obtener la mayoría absoluta.

Durante el año pasado, se llevaron a cabo comicios para elegir Gobernador en varios estados del país, como Oaxaca, en donde quien detenta actualmente la titularidad del Poder Ejecutivo, obtuvo el triunfo con poco más del 30 por ciento de los votos, por lo que resulta importante establecer procedimientos nuevos que alienten la convergencia y confluencia política en vez de la pulverización y fragmentación del voto que ocasionan daños en la sociedad.

El caso de Macron en Francia, demuestra que la segunda vuelta electoral es exitosa y genera certidumbre, como también en Costa Rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Ecuador, en donde existe esta figura electoral.