A lo largo de su carrera política, como funcionario y Gobernador del Estado de México y luego como presidente de la República, Enrique Peña Nieto se ha enfrentado a la toma de decisiones neurálgicas en su quehacer público. Pero ninguna ha sido tan difícil, en el aspecto personal y anímico, como haber aceptado la renuncia del Ex Secretario de Hacienda Luis Videgaray.

Peña Nieto, perdió a quien sin duda era no sólo su más leal colaborador, sino su entrañable amigo, aquel que caminó junto a él durante los últimos 10 años de su vida y que lo ayudó a ganar la presidencia en el 2012.

Videgaray era además el cuadro con mayor preparación académica del Gabinete, estudió Economía en el prestigioso Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y se graduó como Doctor en la misma especialidad en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos.  Cuando Peña Nieto asumió el Gobierno del Estado de México, Videgaray fue nombrado Secretario de Finanzas y desde ese momento consolidaron una amistad, tan es así, que fue el Coordinador General de la campaña presidencial del priista en el 2012.

Queda claro que Videgaray pagó el error y el costo político del recibimiento en México del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, justo hora antes del IV Informe de Gobierno de Peña Nieto.

Esa mala decisión le ocasionó al presidente una crisis ante la opinión pública, la gente expresó su rechazo e indignación ante tal recibimiento. No podían concebir que Peña Nieto fuera capaz de recibir en el país al hombre que ha insultado a los mexicanos y que ha profanado la honra nacional.

A Videgaray le falló el cálculo político, el recibimiento de Trump sólo hubiera tenido sentido si se cumplieran dos escenarios: la de haber acordado con el candidato republicano que éste ofreciera una disculpa pública a los mexicanos o que el presidente hubiera asumido una postura firme y contundente de la defensa de la dignidad nacional. Pero no pasó ni una cosa ni la otra, Trump no se disculpó y Peña Nieto fue muy tibio y complaciente.

A diferencia de otros cambios en el Gabinete, Videgaray no fue colocado al frente de otra dependencia, su renuncia se entiende como un retiro, quizá temporal, de la vida pública y política. Ya tendrá tiempo, para replantear y reorientar su carrera en el servicio público, quizá el próximo año se le pueda ver como candidato del PRI al Gobierno del Estado de México.

El Ex Secretario de Finanzas dejó así a su amigo Peña Nieto, a quien se le empieza a desmoronar su Gabinete a dos años de la sucesión presidencial. Videgaray se fue en medio de una crisis política y de no haber cumplido con las expectativas en materia económica. Es innegable que la economía mexicana no crece y que la población mexicana está harta del Gobierno Federal por sus fallidas políticas públicas que han ocasionado que más mexicanos vivan en situación de pobreza.