El lunes pasado escribí en esta columna sobre Carmen Aristegui y el despliegue de una de sus expresiones. No es nuevo. Carmen- lo recordé-nunca se fue. Y está en el reto de generar contenidos compatibles con el modelo editorial que ella ha dado rostro y ha conseguido una gran audiencia, ahora en todo un portal que se tiene pensado ir llenando de contenido de buena factura. Ahí mismo escribí sobre Federico Arreola y su personalidad compleja. Bien dice Azorín que la contradicción es la esencia de la vida.

 Como bueno norteño, regiomontano, Federico es directo y no se anda con rodeos tan propios de la Ciudad de México y del centro del país, que nos gusta dar muchas vueltas para llegar al tema. Es difícil encasillar al director general de SDP Noticias. Por un lado, es un periodista-empresario de centro derecha y quizá un poco más allá del centro. Y no se detiene en guardar las formas, los modos de nuestra sociedad. Dice lo que piensa y punto. Eso le ha generado seguidores y detractores. Con todo, es percibido como un personaje de gran influencia en los tomadores de decisiones. Es liberal, en el sentido amplio de la expresión. Por eso en SDP Noticias colaboramos gente de izquierda plena como Gerardo Fernández Noroña, críticos confesos del sistema y sus injusticias como yo, no necesariamente identificados con la izquierda, pero sí con la lucha anticorrupción y a favor de la democracia y otros que ponderan, en mayor o menor medida, al sistema.

 La primera vez que estando fuera del país leí SDP Noticias hace varios meses me sorprendió que Federico defendiera a uno de sus colaboradores, Gerardo Fernández Noroña, a quien le endilgaban el “pecado” de que había ido de viaje a Sudamérica. A Gerardo, le traen marcaje personal por su crecimiento exponencial en redes y seguidores y por apartarse del guion oficial. El tema fue que Federico Arreola tomó las críticas a Gerardo como propias y salió con todo en la defensa de uno de sus colaboradores. Es muy difícil que en este país eso pase. Menos, por supuesto, que el dueño salga a la arena pública. Lo hizo y así lo recordé por lo atípico en el medio de esa actitud, en donde se entreveró más la solidaridad del periodista que la distancia habitual del empresario. Ahí se embona una rara fórmula, el Federico periodista y empresario o el Federico empresario y periodista.

 El lunes la opinión pública se ha enterado que La Jornada pasa por momentos financieros difíciles y la empresa solicita al combativo sindicato de ese medio, el Sitrajor, que acepte reducir sus prestaciones a las que establece la Ley Federal del Trabajo. Se entiende que sus prestaciones eran o lo siguen siendo mayores a los mínimos que establece la ley.  Hay opiniones encontradas en torno al origen de la crisis de La Jornada que hoy no es tema de esta columna. Sea como fuere, de nuevo sale ahora el Federico Arreola periodista liberal que lleva dos días al hilo defendiendo a capa y espada al diario emblemático de la izquierda mexicana. Lo hizo primero en SDP Noticias y lo ha seguido con Oscar Mario Beteta, buen periodista financiero, pero muy alejado de la izquierda. En ese espacio, Federico anunció acciones para rescatar La Jornada vía publicidad de amigos empresarios. Lo hizo con tacto y evitó hablar de comprar parte o toda La Jornada. Reconoció que hay temas que le gustan como son tratados en ese diario y muchos otros no. Pero considera- dijo- que el país requiere un diario como La Jornada. Coincido con él, hay que mantener pesos y contrapesos también en los medios para que no haya una sola verdad, como lo dice, sino muchas verdades. O distintas percepciones de lo que es verdad, diría yo.

 Federico lo mismo platica encantado con su amigo Luis Videgaray, a quien defendió hasta el último momento y en sus peores circunstancias como secretario de Hacienda, y ahora sale al rescate de La Jornada porque lo considera un activo del debate público. Ese comportamiento hace de Federico un personaje que se aparta de los cartabones habituales en México. Es capaz de dialogar con un extremo, pero también lo hace fluidamente con el otro. Eso seguramente ha adquirido carta de naturalización en la democracia, todavía aquí no, donde sigue la consigna explícita o implícita, de estás conmigo o estás contra mí, que se reproduce en todos los ámbitos sociales, desde los políticos, los empresariales, mediáticos hasta los académicos, científicos y tecnológicos. Eso ha generado una sociedad muy dividida de la cúspide a la base. Habría que empezar por identificar el acuerdo en lo fundamental. No es fácil; tampoco, empero, imposible por el bien de la nación frente a esta inusual coyuntura que empieza a resentir la sociedad entera a principios del 2017.

@evillanuevamx

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