Hoy es un día de suma importancia para nuestro país porque conmemoramos el Centenario de la Promulgación de la Constitución Mexicana de 1917, documento que sentó las bases para un nuevo pacto social.

En este cinco de febrero del 2017, estamos a cien años de distancia de que el Congreso Constituyente plasmara con letras, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que fue el resultado de un proceso de grandes cambios en la historia de nuestro país.

La Constitución de 1917 fue un producto híbrido entre el espíritu liberal y el restaurador, el texto permitió distintas interpretaciones y resultó compatible con diversos diseños institucionales, que al desarrollarse, conformaron el Proyecto Nacional. Así pues, la Carta Magna fue una de las más avanzadas en su tiempo, al recoger las demandas ciudadanas y estar a la altura de la realidad social del país.

Con la Constitución Mexicana de 1917, se sentaron las bases para un México más justo y democrático. Un México con esperanza para avanzar a una era de prosperidad y con la firme de convicción de construir un buen futuro para sus habitantes.

Hoy a cien años, celebramos el esfuerzo, la voluntad política, el amor por México y la altura de miras, de grandes hombres y mujeres de bien, que diseñaron este andamiaje jurídico para darle sentido y dirección al país.

Sin embargo, al cumplirse el primer Centenario de ese importante hecho, los contenidos plasmados en nuestra Carta Magna, se han convertido en letra muerta. Los ideales de aquellas y aquellos grandes mexicanos, siguen vigentes, pues los postulados de la Constitución Mexicana de 1917 no se han cumplido a cabalidad.

Hoy, México sigue viviendo una gran desigualdad social, en donde una minoría rapaz se ha hecho de grandes privilegios a costillas del pueblo, mientras la inmensa mayoría de mexicanas y mexicanos, siguen viviendo en condiciones de pobreza.

Lo que sin duda, ha dañado las entrañas del pueblo de México y han lastimado los principios que dieron vida a la Constitución Mexicana de 1917, han sido una serie de Reformas a nuestra Carta Magna, impulsadas por el PRI y Peña Nieto, que lejos de beneficiar a las y los mexicanos, los ha afectado.

A todas luces, las Reformas en materia educativa, laboral y energética, han sido un duro golpe en contra del bienestar del pueblo de México, con las que pretenden privatizar la educación, malbaratar la mano de obra de la clase trabajadora y privatizar el petróleo.

Esas son las circunstancias que enfrenta la Nación. Estos hechos son evidentes, y ante ellos, es claro que el mejor reconocimiento a la Constitución del 17 es reconocer que la ruta de los últimos años ha significado graves retrocesos, es asumir con seriedad el reclamo social y trabajar para superar los grandes problemas nacionales; es entender que a cien años de nuestra Carta Magna, México requiere de un nuevo acuerdo social.

Las y los mexicanos, esperan que con energía se enfrente la corrupción,  que se recupere el petróleo y la soberanía. Que el Gobierno Federal priista de Peña Nieto tenga dignidad para enfrentar a Donald Trump.

Sin duda, el gran reto a cien años de la promulgación de la Constitución Mexicana, es la construcción de un nuevo acuerdo social, que represente las aspiraciones de un pueblo que quiere vivir con independencia y mantener su dignidad ante otras naciones.