Cuando AMLO fue Jefe de Gobierno tuvo la capacidad de marcar una clara diferencia entre él y su visión de gobierno y los neoliberales en las personas de Vicente Fox como presidente y los gobernadores contemporáneos.

La derecha mexicana aglutinada en los partidos conservadores está desesperada, sus gobernadores no fueron capaces de marcar diferencias que demostraran porque serían mejor opción que la ruta marcada por el Presidente de la República, sus partidos están sumergidos en un pantano de arena movediza donde cada movimiento que hacen les rebota por su evidente oportunismo y falta de autenticidad, la gente ya no les cree, no importa lo que digan.

Morena tiene ante sí el reto de ser la organización de afiliación voluntaria que aloje al mismo nivel de participación a todas las izquierdas del país que añoramos una transformación profunda donde, a la par de la reparación del daño a las víctimas de la guerra o del neoliberalismo, haya un estado de derecho que garantice que nunca más ninguna persona se quedará afuera ni atrás; y también le dé cobijo a fuerzas de derecha que coinciden en la necesidad de una transformación democrática, sí, pero limitada a la transparencia, la austeridad del Estado, y que sea éste el garante de piso parejo para que todo mundo pueda invertir y obtener ganancias sin necesidad de influencias o mordidas, un país donde la gente pueda vivir segura y en paz.

Por lo tanto estamos ante la posibilidad de que, a partir del 2021, la nueva normalidad democrática esté marcada por partidos de oposición sin propuesta pero sobre todo sin credibilidad ni arraigo popular y la gran organización para la transformación: MORENA, que habrá de quitar del centro del debate público la disyuntiva de volver a lo que teníamos o continuar por donde vamos y pondrá en el centro de las sobremesas la discusión de qué tan profunda queremos que sea esta Cuarta Transformación, y de esa forma ayudar al Presidente López Obrador a hacer irreversible esta etapa histórica.

Es este el reto que tenemos y va de la mano de la eficacia político electoral pero también del debate ideológico profundo, debemos ser la chispa que encienda la conciencia revolucionaria del pueblo. La ciudadanía nos dio su respaldo de forma avasallante no para que nos concentremos en disputas internas, sino para darle a la comunidad una herramienta a través de la cual conducir el futuro de este país, un espacio para que el pueblo pueda defender lo común, lo de todas y todos.

De ese tamaño es el reto histórico en nuestras manos, de esa profundidad la tarea que tenemos enfrente.