Huerta-Salgado-Monreal: Morena 

El caso del diputado federal de Puebla, Benjamín Saúl Huerta, acusado por presuntamente haber abusado sexualmente no de uno, sino de varios menores de edad; ha causado una indignación generalizada. De por sí, las acusaciones son muy serias, pero si además le sumamos el hecho de que estamos a 40 días de las elecciones del 6 de junio, el escrutinio y la condena pública del diputado, se vuelve todavía mayor.

Este caso, desafortunadamente no es aislado, y se suma a una serie de acusaciones que se han realizado en contra de diversos candidatos de prácticamente todas las fuerzas políticas, aunque especialmente, de Morena. Quienes ya venían desgastados del caso Salgado Macedonio y más recientemente del caso David Monreal.

La crisis como oportunidad; Huerta como chivo expiatorio

Pero en esta ocasión, las altas esferas morenistas pretenden convertir la presente crisis en una oportunidad, esto, a costa del prescindible diputado, quien ya de antemano ha renunciado a la posibilidad que tenía de reelegirse en su cargo.

La cúpula de Morena va a utilizar a Saúl Huerta como su chivo expiatorio para demostrar que la justicia se imparte sin distingo de partidos; que para ellos, la ley está por delante, y que la impunidad, como lo afirma el presidente López Obrador, ya no tiene cabida en el país que la 4T edifica día con día.

Y si bien es positivo que el aún diputado enfrente los cargos que se le imputan sin gozar de su fuero federal; lo que viene detrás es la intención de legitimar la impartición de justicia por parte de las autoridades federales. 

Todo el peso de la ley a Benjamín Huerta

Por consiguiente, al exhibir a su correligionario y aplicarle todo el peso de la ley, Morena estará validando las subsecuentes acciones que se habrán de ejercer en contra de varios liderazgos opositores a lo largo y ancho del territorio nacional, en una larga lista que encabeza el aún gobernador tamaulipeco, Francisco García Cabeza de Vaca, y que tiene como objetivo, inclinar la balanza a favor del partido en el gobierno.

La presente estrategia, solo surtirá efectos si desde el gobierno, logran ejercer acciones penales en contra de sus opositores, de manera legal y justificada; para que la opinión pública no ponga en tela de juicio el actuar de nuestras instituciones de impartición de justicia.

Una idea similar le vendieron a Peña Nieto en 2016, en donde en pleno proceso electoral, desde el gobierno se empezaron a ventilar problemas y acusaciones en contra de gobernadores emanados del mismo partido del presidente. 

Al diputado Huerta, le llegó una bala mortal o más bien se la disparó el mismo.

Sin embargo, nunca hubo una acción de dicho gobierno, que emparejara los cartones y le quitara al PRI el estigma de corrupción, que con sus acciones, el mismo Peña y los suyos solo revalidaron. 

Aunque la intención en ese entonces de quienes cabildearon esa idea con el mandatario, nunca fue legitimar futuras acciones en contra de la oposición, sino quitar a los gobernadores de en medio, para que no tuvieran influencia en la sucesión presidencial del 2018. Se les pasó la mano y hoy, terminaron siendo víctimas de sus propias acciones.

Algunos dicen que la política es como la guerra, que sin importar el rango que tengas, todos los soldados, tenientes y generales, tienen el riesgo de que les llegue una bala en el campo de batalla. 

Al diputado Saúl Huerta así le pasó, le llegó una bala mortal o más bien se la disparó el mismo, y con su muerte política, el partido en el gobierno prepara la contraofensiva para legitimar la justicia que pronto, a varios opositores les va a llegar. 

¿Clamarán justicia en apoyo a las víctimas como en el caso Huerta, o apoyarán a los acusados?