Después de una breve charla de bienvenida con Acevedo del Ángel, quien le dio sus primeras instrucciones, sorpresivamente le preguntó ¿qué veía a través de ese gran ventanal?, a lo que el becario recién ingresado le contestó con cierta candidez que veía puros fierros. Su nuevo jefe lo miró fijamente y le respondió con gesto paternal que estaba equivocado, que lo que se estaba observando eran los pies de un gigante. ¡Cuánta razón tenía el ingeniero Acevedo del Ángel! Narrando lo anterior valoramos en toda su magnitud el gran esfuerzo que significó construir ese gran número de plantas durante veinte años que convirtieron la petroquímica del Estado en el gigante de la década de los ochenta.<br>

Extracto del libro de Don Rafael Márquet sobre la historia de Pemex.

Rescatar al gigante petrolero

Provengo de una familia petrolera, quizá por ello, encuentro algo de razón en la intención del presidente López Obrador de rescatar a un gigante que se encuentra en serios aprietos.

Para nadie es un secreto, ni se puede ocultar, que durante las últimas dos décadas, Petróleos Mexicanos ha sido una caja chica para el gobierno, una fuente de multimillonarios negocios que se han hecho al amparo del poder, y en detrimento de la que alguna vez, fue la empresa más productiva y pilar del Estado Mexicano.

A Pemex se le fue vendiendo en pedacitos, ni muerto estaba el gigante, cuando ya estaban traficando con sus órganos. La productividad de las refinerías de la paraestatal se fue en picada desde el año 2000 a la fecha, no hubo modernización, no hubo la reinversión que ameritaba hacerse, no se tuvo una estrategia acorde que garantizara que nuestro gigante, siguiera sano y de pie.

El estado de gravedad de Pemex

El caso Ancira, es solo uno de cientos de negocios que se hicieron afectando a Pemex, y por ende, a todos los mexicanos; quienes hoy tenemos que afrontar una realidad en la que México, no cuenta con la infraestructura suficiente para el aprovechamiento de sus recursos, y de esta forma, garantizar su soberanía energética.

Aunque en el diagnóstico estoy de acuerdo con el actual gobierno, la cura que están recetando no esta dando efectos positivos, y por el contrario, ha acelerado el estado de gravedad de Pemex, a un punto crítico en el cuál, se requiere de una urgente intervención y un replanteamiento de su estrategia.

Es cierto, el contexto en el 2021, es muy distinto al de 1980, pero las petroleras mundiales siguen siendo productivas y eficientes, y nuestro país cuenta con los recursos para sacarles provecho; si tan solo se implementaran nuevas tecnologías y prácticas más responsables y efectivas.

Invertir en Pemex

En los últimos meses hemos visto de manera frecuente, accidentes en las diferentes refinerías y complejos petroquímicos de la paraestatal mexicana, que solo ponen en evidencia la falta de mantenimiento y atención que tienen estos centros de trabajo; y que ponen en riesgo no solo la vida de sus trabajadores, sino también, el suministro energético de nuestro país.

Aunado a eso, las pérdidas de la paraestatal están en niveles nunca antes vistos. Tan solo en 2020, la empresa reportó perdidas por más de 21,400 millones de dólares, lo que hace cada vez más difícil que el gobierno mexicano pueda acceder a mecanismos de financiamiento para soportar las inversiones que Pemex necesita.

De ahí que quizá era más conveniente invertir en una modernización a fondo de las refinerías existentes en el país, para recuperar su productividad y eficiencia; antes que intentar construir un nuevo complejo que tardará mucho más tiempo en poder comenzar a trabajar y dar frutos.

Al mismo tiempo, debemos de entender que el petróleo ya no corre solo, ahora las energías renovables empiezan a sustituir a este energético en muchos sectores, entre ellos, el automotriz; y diversas regiones del mundo han comenzado una política de cambio y modernización, para dejar de usar las gasolinas en unos cuantos años. Con lo que el mercado y por ende los precios del petróleo, bajarán en un futuro muy cercano.

Lo cierto es que si bien debe haber un esfuerzo por curar al gigante, también es cierto que debe haber un mismo esfuerzo por tratar de ver nacer a uno nuevo, en la forma de infraestructura para la generación y el aprovechamiento de energías renovables y limpias que garanticen el futuro de nuestro país por los próximos 50 años, tal como lo hizo Pemex hace unas décadas atrás, ¿será posible o terminaremos por matar a nuestro único gigante?