No debería preocuparle la vía judicial, sino la carrera de los votos. 

La lerda actuación de la PGR en el supuesto lavado de dinero sólo puede tener algunas lecturas, que se complementan una a la otra: fue una instrucción; tenía elementos, pero no todos los elementos; y si el "asesino" va a matar, lo hace, no amenaza. Después la #SociétéCaviar —Edgardo Buscaglia dixit— se colgará medalla y dirá que por su pronta reacción, la Procuraduría no actuó contra Anaya, como sí lo hizo en el desafuero de AMLO. 

Hoy Anaya no crece en las encuestas. Tres muestras de ello son Massive Caller (MC), Parametría y SDP Noticias. Acá todas.

En la primera, el 4 de marzo el ex dirigente panista tenía 25.06%; el 11 de marzo —cuando se pudo haber medido mejor el efecto del “perseguido político”— Anaya no sólo no creció sino que obtuvo menos preferencias: 24.75%. En la siguiente semana, cuando MC publique nueva información, se verá si esto es ya una tendencia a la baja. 

Pero si uno lee Parametría, es claro que Anaya podría haber tocado ya su tope y ahora sólo estaría intentando regresar a él. Es terrible: tendríamos a un candidato buscando ya no la Presidencia, sino obtener los puntos que perdió para obtener el digno segundo lugar. 

Esa casa encuestadora lo tenía en 23% en enero y 21% en febrero. (Este último dato coincide con Ipsos, quien midió todavía los primeros días de marzo y pone a Anaya con 22.7%; y Capital Media, que lo ubica en 21% de las preferencias).

SDP Noticias es más crudo: después de la embestida peñista (podría decir de la PGR pero no sería exacto), Anaya tiene los mismos 19.5% que tenía antes. Estancado. 

Anaya es, pues, un candidato que a estas alturas, y por más reuniones que tenga con Merkel, no está creciendo. 

Si la carrera al final será entre dos, ¿qué le asegura a un representante del veinte por ciento estar ahí? Nada. 

Y —“no me ayudes compadre”—, el PRD —ese partido que tanta esperanza despertó en otros contextos— literalmente cada vez vale menos. Según Parametría  para febrero ya sólo cosechaba 5 % de los apoyos, mientras el PRI —el más cuestionado de la contienda— tiene 17; el PAN 22; y Morena, 36. Estaríamos hablando de que por el PRD ya sólo votan Los Chuchos, los empleados del PRD, los gobiernos perredistas en los estados y la capital junto con sus aparatos y su clientelismo electoral, ya no las masas que alguna vez le dieron vida.

¿Quién revivirá a Anaya, entonces? 

Movimiento Ciudadano, pese al hit de Yuawi López, no levantó a Anaya, sino al propio niño. Y nada garantiza que los importantes triunfos que consiga en Jalisco, con Enrique Alfaro, o en Nuevo León, con el hijo de Luis Donaldo Colosio, inyecten fuerza al anayismo porque —¡oh sorpresa!— en esos dos estados MC y el PAN no van juntos.

Entonces ¿quién revivirá a Anaya? 

¿El PAN?, ¿cuál PAN?, ¿el que Anaya destruyó?

Lo definía bien Carlos Bravo Regidor: “El Frente es más una alianza electoral entre Anaya, Dante y Los Chuchos que una coalición política entre el PAN, MC y el PRD. Eso podría explicar muchas cosas”. 

Ya lo decía Silva-Herzog: “La escalera atrapa. Un político es preso de sus peldaños. El instrumento que utiliza para trepar determina, más que el punto de su ascenso, la naturaleza de su mando. El ambicioso se envanece, por supuesto, con la fantasía de la libertad. Está convencido de que la escalera es solamente un instrumento. Al llegar a la cima podrá tirarla… Sus enemigos más temibles eran, hace unos meses, aliados. La escalera de su ambición ya lo castiga. Los escalones que usó son sus barrotes”. 

Embarrotado, Anaya caerá.

Por lo pronto, ya cayeron El Bronco vuelto Pony, y el dizque “Macron mexicano”, exhibidos por lo que son: un par de tramposos. 

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Fugaz: Para conmemorar la expropiación petrolera, nada como leer ahora mismo a Ana Lilia Pérez y “Pemex RIP”.