Más allá de la sorpresa, la toma de protesta de Alejandro Murat Hinojosa como Gobernador de Oaxaca, se dio apegada a derecho y a la Ley Orgánica y al Reglamento Interior del Poder Legislativo del Estado.

Quizá las movilizaciones del magisterio oaxaqueño y de las organizaciones sociales hicieron adelantar a los primeros minutos de este primero de diciembre, este acto republicano y democrático, con el que se abre una nueva etapa en la historia de Oaxaca.

Hoy se abre una etapa con una nueva administración, pero también es cierto que las exigencias y las necesidades del pueblo oaxaqueño reclaman atención urgente.

Hoy apremia la falta de infraestructura productiva y económica que le dé un nuevo rumbo a la entidad.  Hoy las finanzas del estado dependen en 95 por ciento de los recursos federales, lo cual debilita el margen real de acción.

Hoy Oaxaca pierde lo mejor de sí, con cada oaxaqueña y oaxaqueño que migra fuera de nuestro estado o incluso de nuestro país, porque en el estado  no hay esperanza.

Hoy existe una distancia enorme entre quienes sienten que tienen escrituradas para siempre las riquezas de Oaxaca, y quienes, en todas sus regiones, padecen el abandono y la pobreza.

Los resultados de las elecciones del pasado 5 de junio, más que cifras son un mandato.  El mandato es claro, en Oaxaca la pluralidad llegó para quedarse; no debe confundirse ni equivocarse  en el diagnóstico, ya que la única manera para gobernar en la pluralidad es mediante el diálogo democrático.

El pueblo de Oaxaca habló y de manera contundente ha dicho no a decisiones autoritarias, no al uso patrimonialista del poder ni al ejercicio faccioso del mismo, eso quedó enterrado con el viejo régimen.

El ejercicio del poder es diálogo, es capacidad y altura de miras para que, sin pretender que un poder se imponga a otro, sepamos ser todos garantes y servidores del interés de los ciudadanos.

A partir de la toma de protesta del Gobernador del Estado, como un acto republicano y democrático, le corresponde al gobierno entrante afinar sus prioridades, para presentar sus proyectos e iniciativas y satisfacer las demandas ciudadanas.

Alejandro Murat tiene en sus manos la oportunidad de sacar adelante a un estado con un rezago ancestral y en donde la exigencia de las y los ciudadanos cada vez es mayor.

Pero sin duda, uno de sus retos más grandes, tiene que ver con el magisterio oaxaqueño, en donde es urgente que se establezca un diálogo público en donde participen no sólo las y los maestros, sino los padres de familia, directivos y la sociedad civil.

Sólo el tiempo sabrá si Alejandro Murat estará a la altura de las exigencias de la sociedad, para ello tiene que conformar un gabinete con mujeres y hombres con vocación de servicio y amor por Oaxaca.