México.- La mujer que no siente placer sexual está anestesiada para el placer, aunque puede fingir para complacer a su pareja. Este engaño no solo va dirigido al hombre, pues ella también se encuentra encerrada en una trampa en la que habitan miedos y peligros que no le permiten disfrutar del cuerpo a cuerpo con el otro. Se convierte así en una actriz y representa una escena de la que no obtiene beneficios, al mismo tiempo que vive sometida a otra escena, pero inconsciente. Teme la entrega de la misma forma que a su feminidad. Tolera la penetración pero, al no disfrutarla, la niega inconscientemente.

Esta inhibición para entregarse al placer y sentirse dueña de su cuerpo le hace sufrir. Hace décadas se asociaba la idea de mujer decente a la de insensible, con lo que muchas pensaban que lo normal era no sentir nada. En la actualidad, cualquiera sabe que se trata de un conflicto y sufre. La frigidez no suprime la posibilidad de tener relaciones sexuales, pero se caracteriza por la ausencia de deseo, del placer sexual y del orgasmo.

Pero, ¿por qué se produce esta anestesia? Una parte de su "yo", por supuesto inconsciente, organiza una defensa contra los sentidos y despliega un escudo protector para no enterarse de lo que ocurre, pues el sexo está asociado a ideas de peligro. Ahora bien, la incapacidad de sentir el orgasmo responde a más de una razón. La mujer que padece este síntoma puede estar identificando a su pareja con otras personas con las que tuvo una relación frustrante.

Desarma al hombre porque no quiere tener nada que ver con él y cree que él nada tiene para ella. Aunque finja placer con la intención de complacerle, le rechaza, provocando un extrañamiento de su propio cuerpo que le hace observar la escena como una espectadora, como si no tuviera nada que ver con lo que está sucediendo. Ella observa, y de esta forma cree que controla la escena que vive. Padecer de frigidez también está relacionado con una intensa fijación inconsciente con la figura de la madre.

Hay madres que filtran la idea de un padre insuficiente para los intereses de sus hijas. Tal idea permanece después en su inconsciente como una orden que le repite "No gozarás con nadie", produciéndose así una enorme condena que le impide sentir.

Razón de ser del orgasmo femenino 

Es una pregunta que los científicos se han hecho por siglos. Desde luego, en los hombres está bastante claro. Sin orgasmo, difícilmente ellos pueden producir y expulsa el semen necesario para la procreación. Aquí es donde viene la confrontación entre los estudiosos del tema: ¿Qué sentido tiene el orgasmo femenino? ¿Es necesario para la procreación? 

Teniendo en cuenta que no todas las mujeres llegan a tener un orgasmo durante el acto sexual, éste no parece muy necesario para perpetuar la especie.

Atendiendo a esta duda se consultó a el sexólogo y psicólogo Eliecer P. Rivera quien establece que es cierto que las mujeres no necesitan el orgasmo para procrear ya que actualmente muchas se someten a la inseminación artificial y no necesariamente ha sido por llegar al placer.



"Lo que sí es cierto es que el orgasmo en una mujer no tiene señales físicas como la del hombre. Esto origina que algunas mujeres finjan un orgasmo para que su pareja no se sienta decepcionado de si mismo o incluso para hacer que las cosas terminen con mayor rapidez. Cualquiera que sea la razón, muchos hombres piden a sus parejas saber si han llegado al clímax, para sentir que lograron la plenitud"’, dijo Rivera. 

Por su parte la ginecóloga obstetra, Rosario Cervantes, explicó que el orgasmo femenino en sí, es un fenómeno peculiar que no en todas las mujeres se da de la misma manera en cuanto a intensidad, placer y a la cantidad de ellos. Esto hace que cada mujer experimente el orgasmo de diferentes maneras. Sin embargo físicamente existen ciertas reacciones comunes. 

Aseguró que buscar una respuesta certera de cuál es la razón de ser del orgasmo femenino llevará mucho tiempo en saberlo, pues los científicos aun buscan respuestas certeras.

Lucía, casada desde hace años, reflexiona acerca de por qué ha dejado de interesarle el sexo. Desde que empezó a tener relaciones, quedó defraudada y ahora no quería que su marido la tocara, aunque no sabía por qué. Lucía supone que su rechazo está relacionado con un episodio que sufrió cuando tenía 13 años. Un amigo de sus padres empezó a tocarla, pero ella era muy tímida y no le dijo nada a sus padres. Es probable que esta experiencia tuviera mucho que ver con su reacción negativa al inicio de sus relaciones.

Por su culpa, para Lucía la sexualidad quedaba asociada a una conducta prohibida. La culpabilidad que sintió por haber estado tan cerca de este hombre mayor, que podría asimilar a su padre, es lo que provocó que no dijera nada, como si se tratara de algo vergonzoso y, de alguna forma, ella fuera la responsable. Por otra parte, su madre siempre le había dicho que los hombres eran los que necesitaban el sexo, transmitiéndole la idea de que no tenía ningún deseo hacia su padre. Lucía se identificaba con ella, por lo que tampoco podía complacerla un hombre.

La frase "no hay mujeres frígidas sino hombres inexpertos" esconde una negación sobre la sexualidad femenina. Les responsabiliza a ellos de ser los únicos artífices de lo que pasa en la relación sexual. La mujer incapaz de sentir placer cuestiona la omnipotencia masculina, según la cual solo el deseo de él sería suficiente para complacerla, a la vez que se defiende de un deseo inconsciente.

Lo más conveniente es reconocer el síntoma y reflexionar sobre la posibilidad de realizar una psicoterapia psicoanalítica para resolver los cortocircuitos del deseo. Esto sucede porque el deseo inconsciente no es equivalente al anhelo consciente. No hay que avergonzarse por sufrir este problema, sino meditar sobre el hecho de que aquello que se pierde tiene relación con vivir una vida más plena con la pareja. No es algo que se haya elegido, sino que se impone desde el inconsciente. Lo que sí se puede elegir es la posibilidad de salir de la condena que lleva a la mujer que sufre la anestesia que la impide sentir placer con su pareja.

Con información de abc.es  y laestrella.com