Luego de 20 años de ceguera, Mary Ann Franco, una mujer residente de Florida, recuperó la vista cuando tropezó y se golpeó la cabeza con la orilla de una chimenea.

Con 70 años, fue internada en un hospital y antes de salir le pusieron un collarín con el que se determinaría si su cuello necesitaba cirugía o no. 

El regreso de este sentido fue completamente inesperado hasta para ella misma, pues el dolor del golpe le impedía percibir otras cosas.

Fue hasta que le solicitó a una enfermera algo para el dolor, y la llamó como "mujer de morado". Fue allí cuando se dio cuenta que había recuperado la visión.

Los médicos creen que el golpe pudo haber afectado una arteria, lo cual provocó que dejará de circular la suficiente sangre que la región cerebral destinaba a la vista para poder operar, y, durante la cirugía, tal vez destaparon dicha arteria.