Brody Allen nació con cáncer cerebral que en el desarrollo le ocasionó cuatro tumores intratables. Los médicos no se dieron cuenta hasta que cumplió dos años y le quedaban dos meses de vida. 

Ni aún con la quimioterapia más agresiva Brody mejoró y lo que en un principio parecía una infección en el oído se convirtió en la peor noticia para sus padres: En el hospital ya no se podía hacer nada más por él. Una radiación no era opción por su edad.

No había esperanza, pero sí mucho amor. Su familia decidió hacerlo feliz el tiempo que resta y solicitaron a sus vecinos que se unieran para ofrecerle una segunda y última Navidad. Colocaron el árbol, las luces, llenaron la casa de regalos, pusieron un muñeco de nieve, y adelantaron la fecha.

Los residentes hicieron lo mismo e incluso abrieron una página de Facebook llamada 'Team Brody' en la que postearon fotos compartiendo la Navidad. 

"Se despertó un día y el árbol de Navidad estaba fuera. Él no sabe que no es realmente Navidad, simplemente lo está disfrutando y ha estado muy animado. Los vecinos se involucraron porque querían que fuera realmente especial y ver alegría en sus ojos", explicó la hermanan de Brody a The New York Times.