Mientras huía de sus víctimas, un ladrón tragó la cadena que había sustraído y, al quedarse atorada en su garganta, dejó de respirar. 

Perder el aire lo obligó a detenerse y solicitar ayuda a los transeúntes de una calle de Manaos, Brasil, quienes poco sabían de primeros auxilios y nada pudieron hacer. El asaltante murió en plena calle.