México, 25 Ago. (Notimex).- A 160 años de la muerte del vate Manuel Acuña, se recordará al autor con su poema emblemático "Nocturno a Rosario", con una conferencia en la que se revisará la obra de uno de los autores más conocidos del romanticismo mexicano.Participarán Julián Herbert, Eduardo Langagne y José Angel Leyva, la lectura estará a cargo del actor Jesús Ochoa, en la Casa del Poeta "Ramón López Velarde", en esta ciudad.En 1873, Manuel Acuña tenía 24 años. Usaba una levita desgastada, andaba siempre despeinado y traía en los bolsillos suficiente dinero como para pagar una taza de café, nada más.Su trayectoria como escritor estaba cerca de concluir, pero su ímpetu romántico iba a permanecer en la memoria colectiva bajo el nombre de "Nocturno a Rosario".Nacido en Saltillo, Coahuila, el 27 de agosto de 1849, Acuña ingresó a los 17 años a la Escuela de Medicina de la Ciudad de México, donde fue alumno regular durante algún tiempo."No concluyó sus estudios médicos: no por falta de entusiasmo o dedicación; ocurrió que la muerte se lo llevó lejos de nosotros", escribió Juan de Dios Peza, uno de sus mejores amigos.Lo cierto es que desde varios meses atrás Acuña ya no asistía a clases; se había concentrado por completo en su actividad literaria.Tenía publicados El pasado (1872), una obra de teatro que llegó a ser representada en el Teatro Nacional, y el libro de poesía La gloria (1873). Asimismo, colaboraba en periódicos como El Renacimiento, El Federalista y la revista Anáhuac.Rosario de la Peña y Llerena, destinataria del famoso Nocturno, era una mujer "de sangre española, bastante morena; alta y erguida, la majestad de una princesa reinante", según la describiría tiempo después el peruano Carlos Amézaga:"Sus ojos, de un pardo obscuro, centelleaban en la cavidad de sus órbitas con la inequívoca luz de la inteligencia. Una nariz correcta, unos labios muy rojos, apretados y finos, completaban esta fisonomía".No sólo por su porte y amena figura, sino también por su sensibilidad literaria, Rosario cautivó tanto a Acuña como a muchos de sus coetáneos. Pero ninguno, salvo el joven coahuilense, logró elevarla al estatus de mito: Rosario de la Peña fue considerada la causante del prematuro deceso del poeta.Acuña sostuvo relaciones con varias mujeres, entre ellas una lavandera y la poeta Laura Méndez. Sin embargo, padeció una fantástica obsesión por Rosario, aunque ella jamás diera muestras de reciprocidad.Años después escribiría Juan de Dios Peza: "Fue la musa que le negó el mundo al negarle sus brazos; orgullosa por su origen familiar y desdeñosa por su belleza", aunque Rosario nunca se asumió como causante de nada:"Es verdad que Acuña me dedicó su Nocturno antes de matarse, es verdad que conservo el original de esa composición como un tesoro inapreciable, pero es verdad también, que ese Nocturno ha sido un pretexto y nada más que un pretexto de Acuña, para justificar su muerte; uno de tantos caprichos que tienen al final de su vida algunos artistas."