En tiempos de crispación política, de bandos, equipos y lealtades, lo peor que puede pasar es perder de vista para quién se gobierna y a quiénes van dirigidas las obras públicas. Es por demás ocioso buscar polémica en aras de defender o atacar una obra, poniendo por encima de la discusión, como “el mejor argumento”, las posturas políticas.
Considero muy desafortunado el papel que en las conferencias del Presidente de la República ha tenido la vocera de la sección “Quién es quién en las mentiras”, la señorita Ana Elizabeth García Vilchis. En este espacio voy a obviar la crítica hacia su persona en lo referente a si no sabe leer, hablar o exponer. Me voy a centrar en lo que nos debe de importar: el mensaje, ese que queda tapado por los gazapos prodigados en dicho espacio de comunicación.
Cuando nuestra Directora de Redes Sociales, perteneciente al área de Comunicación Social de Presidencia sale a “defender” la construcción del AIFA, convierte el tema en un asunto de “chairos contra fifís”, “buenos y malos”, “liberales versus conservadores”. Me parece que esgrimir ese tipo de defensa, polarizando un tema como lo es la aviación, no nos permite ahondar y conocer las necesidades que tenemos como país en dicha materia.
¿Por qué era, es y sigue siendo inviable el ya cancelado NAIM? Primero, el lugar planeado para su construcción, una zona acuífera, ex vaso del lago de Texcoco, donde anidan una gran cantidad de aves cómo la Recurvirostra americana, Himantopus mexicanus, Charadrius vociferus, Actitis macularius, y Charadrius nivosus, sólo por mencionar algunas de las 250 especies que habitan el lugar según datos de la CONABIO, por cierto tres de ellas en peligro de extinción, y once bajo protección especial, de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2010.
A pesar de la restricción, el gobierno de Peña Nieto se pasó por el arco del triunfo esta norma ambiental, y en 2014 dio luz verde al proyecto del NAIM. Quienes estamos dentro del medio aeronáutico sabemos lo que puede hacer un ave colisionado contra un avión; tan sólo mencionaré el más reciente incidente acontecido el 27 de octubre de este año, en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, cuando un buitre impactó durante el aterrizaje de un avión Airbus 350, haciéndole un hoyo de dimensiones considerables muy cerca de la nariz, que es donde se ubica el radar del equipo.
En nuestro país, el entonces presidente Vicente Fox intentó echar a andar el aeropuerto en el área de Texcoco. Su Secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, en afán de burla declaró a los medios que “ya había hablado con los patos” para que no fuera a embarrarse en los fuselajes de los aviones y ocasionar accidentes.
Pero eso no es todo; más allá de los temas medioambientales en el inviable NAIM, tenemos el tema de la concepción del edificio terminal. Norman Foster, el “prestigioso” arquitecto que lo diseñó no ha sido inmune a pifias realizadas durante su vida laboral. En conjunto con el yerno de Carlos Slim, pretendían realizar un edificio super moderno de vidrio, sin contemplar que la temporada de lluvia en el lugar dura 7.7 meses, del 31 de marzo al 20 de noviembre, con un intervalo móvil de 31 días de lluvia de por lo menos 13 milímetros. El mes con más lluvia es julio, con un promedio de 133 milímetros de lluvia. El periodo del año sin lluvia dura 4,4 meses, del 20 de noviembre al 31 de marzo. Parece baladí, pero es un costo considerable la limpieza de todos esos vidrios del edificio.
Y es que el arquitecto en comento ya tuvo este problema en otras de sus edificaciones, para más exactitud con el edificio del Ayuntamiento de Londres. Otra de sus obras tuvo graves problemas de goteras y filtraciones de agua: la Biblioteca Filológica de la Universidad Libre de Berlín; así como el Puente del Milenio en la ciudad de Londres, que tuvo que ser cerrada a pocos días de su inauguración en el año 2000 por un excesivo “balanceo” de hasta 20 centímetros de deslizamiento, corriendo el riesgo de colapsar. Se requirieron dos años para hacer los arreglos necesarios, y poder hacer uso de dicho puente. También tiene como un grave error la construcción de la Torre Hamon en la ciudad de Las Vegas, que tuvo que ser demolida por presentar hundimientos y no poder soportar la cantidad de pisos proyectados. Y el último gran traspié de este arquitecto fue la tienda que hizo para Apple en Chicago, un techo plano que acumulaba la nieve, la cual caía sobre los peatones y lo más grave, con el riesgo de colapso del techo por la acumulación de nieve.
Y de lo que nadie habla, ¿qué iba a suceder con el espacio que iba a dejar el Aeropuerto Benito Juárez? Los especuladores inmobiliarios se frotaban con gran entusiasmo las manos y se relamían los bigotes, pues vislumbraban grandes hectáreas para realizar un sinfín de edificaciones, gentrificando la zona y expulsando a sus habitantes originarios a la periferia.
No debemos perder de vista, las obras que realizan los gobiernos son para usufructo de sus gobernados, ¿o acaso quienes están en contra de López Obrador no usan para nada el segundo piso del Periférico?, el nuevo aeropuerto no te va a preguntar ¿oye, por quién votaste?, ah no, tú votaste por otra opción que no es la 4T, no lo puedes usar. Es un absurdo este tipo de argumentación, para poder calificar al AIFA como éxito o fracaso, porque es una “evaluación” a priori… eso se llama especulación; falta que el aeropuerto entre en operaciones, falta que el rediseño y la distribución del espacio aéreo se pongan a prueba; necesitamos salir de la Categoría 2 a las que nos mandó la Federal Aviation Administration. Siguen pendientes muchas acciones para fortalecer de verdad y en serio a la aviación nacional. En resumen, estamos lejos todavía para poder, con los pelos de la burra en la mano, hacer una evaluación de la obra aeroportuaria.
Aportemos a un debate inteligente, con datos duros, y sin olvidar que se gobierna para todos los mexicanos, hayan votado o no por ti. No podemos “reducir” todo a posiciones políticas. El gobierno federal no puede conformarse con que “la Vilchis” (como despectivamente llaman a la funcionaria en las redes) haga toda la defensa del AIFA.