¿Qué ha pasado con ABC Aerolíneas, mejor conocida por su nombre comercial como Interjet, a un año de su cierre de operaciones?

En diciembre del año pasado la “nueva administración”, léase Alejandro Del Valle e hijo, tomaron la decisión unilateral de parar las operaciones ante falta de liquidez que estaba enfrentando entonces la aerolínea.

La aerolínea fundada en 2005 por Miguel Alemán Velasco y Miguel Alemán (padre e hijo), después de una serie desafortunada de malas decisiones administrativas -cambios de directores y de tipo de aviones-, en julio del año pasado abrieron la puerta a unos “inversionistas”, supuestamente para hacerle frente a los estragos que propinó a la aviación la llegada de la pandemia de Covid. Sin embargo, dichas decisiones resultaron a la postre un rotundo fiasco.

Los Alemán, al mismo tiempo que manejaban la línea aérea, enfrentaban una disputa con el tema de Grupo Radiopolis. Era momento de replantear su situación, y optaron por la graciosa huida, y antes de que pudieran “echarles un guante”, buscaron cómo dejarles a otros sus problemas.

Es así como en el mes de julio del 2020 llegan a Interjet Alejandro Del Valle, junto con su hijo Carlos, y también Cabal Peniche, personajes que anunciaron por todo lo alto invertirían 150 millones de dólares para sacar a flote la empresa, que ya no tenía suficiente liquidez. Por meses, los trabajadores de la empresa estuvieron al pie del cañón, sacando la operación sin recibir pago por ello. No es mentira, trabajando sin cobrar.

De plano, los Alemán nunca dieron la cara, ni a los trabajadores, mucho menos a los usuarios. En cambio, en conjunto con los Del Valle, lanzaron agresivas campañas de venta de boletos, “compra ahora y viaja después”, a pesar de las restricciones que se tenía para volar a ciertos destinos, como fue el caso de Canadá.

Los usuarios, confiados que era un pequeño escollo el que estaba sorteando la empresa, sin conocer las entrañas y la realidad por la que estaba pasando Interjet, se aventuraron a comprar boletos de avión, para aprovechar las super tarifas ofertadas.

En noviembre de 2020 los Alemán optan por dejar todo en manos de los Del Valle, y les prometieron a los trabajadores que sí les iban a pagar. Ya con el control total de la empresa, Alejandro Del Valle, en un intento de calmar las aguas y de desincentivar una huelga cada vez más inevitable por parte de los trabajadores, sale a informar que el SAT les había embargado “hasta las acciones” de la empresa, mientras argumentaba puerilmente que pobres de ellos, “no sabían cómo estaba la situación financiera de la línea aérea antes de comprar en 90 por ciento de las acciones”.

Fue justamente el Call Center, del que siguen siendo dueños los Del Valle, donde se recibieron las quejas de los usuarios ante los incumplimientos que empezaron a explotar como palomitas de maíz. Este centro de atención telefónica les llamaba a los pasajeros para cambiarles las fechas de vuelo como medida paliativa. El resultado: miles de quejas en redes sociales sobre la poca seriedad de la empresa. La gota que derramó el vaso fue cuando sin advertirle ni siquiera a sus trabajadores, decidieron parar las operaciones.

Entonces comenzaron las quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor, llegando incluso a conformar un colectivo para demandar a la empresa por el delito de fraude, porque bien que cobraron los boletos de avión, pero no dieron el servicio prometido a cambio.

Algo similar sucedió hace 11 años, cuando el Gobierno Federal bajó a Mexicana de Aviación; muchos pasajeros habían adquirido boletos con meses de anticipación, aprovechando buenas ofertas en el marco del “Tianguis Turístico” que anualmente organiza en Acapulco la Secretaría de Turismo. Es fecha en que a nadie le han resarcido nada, ni el gobierno, ni la empresa.

Lo mismo está pasando ahora con Interjet que, con la finalidad de parar el aluvión de demandas y quejas ante la PROFECO, optó por montar una puesta en escena que incluye el nombramiento de un nuevo director, así como “planes” para volver a poner a volar a Interjet; pero quienes conocemos del medio aeronáutico, sabemos que son castillos en el aire.

Estimado lector, si Usted tiene en su poder un boleto sin usar de Interjet, sabe tan bien como yo que nadie se ha hecho responsable. Pero el panorama está todavía peor para los trabajadores, obligados a estallar una huelga, buscando cobrar los salarios que les deben desde hace más de un año, haciendo esfuerzos inimaginables para evitar que la empresa dilapide o desaparezca furtivamente los pocos bienes que le quedan. No son buenas noticias, pero los usuarios están todavía más lejos en la fila para que Interjet subsane el no haberles dado el servicio contratado y puedan recobrar su dinero.

Dolorosa verdad, pero no por evitar ese dolor nos vamos a quedar callados: usuarios y trabajadores están muy lejos de recibir justicia.