La implementación de un discurso “populista” que le resulta muy efectivo y le permite convertirse en víctima es sin duda una de las mayores fortalezas de la 4T.

Lo han hecho durante sus 18 años de campaña y ahora como gobierno con la clave de su éxito que está en la capacidad que tienen para convencer de que, quienes lideran su movimiento son “oprimidos” por defender sus ideales y no son opresores en búsqueda de poder como los de antes.

Victimización, un arma muy eficaz

Este discurso ha sido usado por populistas de todo el mundo. Se trate de Cristina Fernández de Kirchner, llamándose a sí misma “la groncha (vulgar) morocha (morena) peronista” o Donald Trump, vociferando que es la “víctima de la peor cacería de brujas en la historia de Estados Unidos”, el objetivo es el mismo: generar entre los suyos un sentimiento de humillación permanente, “ellos” nos desprecian, y por eso nos insultan, nos atacan, nos obstaculizan, nos quieren ver fracasar.

El resentimiento, complejos y odios

En un importante artículo publicado por Letras Libres, Luis Antonio Espino comprueba el impacto que tiene el discurso populista y de victimización:

“Este discurso activa una de las emociones más potentes: el resentimiento. Como lo afirma un estudio académico reciente, la retórica populista pone a sus seguidores en un estado de ánimo de revancha que no se disipa, sino que se alimenta a sí mismo; una suerte de equilibrio psicológico entre prepotencia e impotencia. Quienes siguen a estos líderes se sienten reivindicados, porque creen que alguien como ellos al fin llegó al poder para corregir injusticias”.

Luis Antonio Espino

En el artículo cita uno de los tantos argumentos que utiliza la propaganda cuatroteista para la victimizarse y elevar el resentimiento como una barrera que protege su ambición de poder.

En la mañanera del 24 de septiembre de 2021, al referirse al problema con los académicos de Conacyt, dijo:

“¿Por qué nada más se va a castigar a los pobres, a los que no tienen con qué comprar su inocencia, a los que no son influyentes? No. Tiene que acabarse con la impunidad, sea quien sea. […] No sé si sea cierto, pero uno de los investigadores, supuestamente perseguido, se aventó un Twitter (sic) ayer, ojalá y lo consigamos, para que vean el nivel moral. Porque siempre he dicho que una cosa es la educación y otra cosa es la cultura y que los grados académicos no son sinónimo de cultura. Se pueden tener altos grados académicos y no tener sensibilidad en lo social, ni en lo humano y no poseer valores culturales, morales, espirituales.”

AMLO

Lo indefendible se justifica

Esa es su retórica diaria. En estos últimos días, bajo esa misma tesitura, salió en defensa de dos acosadores y violadores: Pedro Salmerón, propuesto para ocupar la embajada de México en Panamá, y el Senador Félix Salgado Macedonio, a quien le retiraron la candidatura al gobierno de Guerrero por esas razones.

No tienen el mayor recato al utilizar el discurso populista, revanchista y, sobre todo, en lograr aparecer como víctimas: “No utilizar casos incluso que ameritan ser tratados con mucha responsabilidad con propósitos politiqueros, porque hay constancia de eso, no invento nada”.

Una de las más grotescas manifestaciones de esta estrategia nos la regaló el camarada Andrés esta semana, cuando le preguntaron sobre el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado. El presidente pidió no hacer politiquería y subrayó:”no dejar de considerar lo político, porque siempre se busca afectar a adversarios”, habló como si el asesinato se hubiera ejecutado para afectarlo a él y a su gobierno, porque en su mente, él es la única víctima, de cualquier cosa.

Nado sincronizado

Ante las evidencias, los suyos no dudan en utilizar la misma estrategia, así ha pasado recientemente con los gobernadores de Puebla, Miguel Barbosa, de Veracruz, Cuitláhuac García y de Morelos, Cuauhtémoc Blanco.

El caso de Puebla, donde apareció el cadáver del bebe Tadeo en un penal de la entidad, el gobernador Barbosa se mimetizó con su jefe y líder AMLO, y señaló que el caso fue tramado para desestabilizar a su gobierno.

Luego de ser señalado por vínculos con el narcotráfico, Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, aseguró que no le tiene miedo a los políticos que lo atacan y dijo que continuarán los ataques en su contra, pero que él seguirá gobernando Morelos y, ya envalentonado, se fue con todo, al puro estilo del “Ferras”: “acá está papá, no les tengo miedo”.

En Veracruz, uno de los estados con más violencia y homicidios dolosos, el gobernador Cuitláhuac, uno de los consentidos de AMLO y de Rocío Nahle, al estilo de su jefe, se victimizó:

“Yo preguntó a los medios veracruzanos: ¿Amerita estar acusando a Veracruz de eso para que los que están afuera, los que no viven en Veracruz, tengan otra realidad, que no es la que está sucediendo? ¿No podemos establecer un acuerdo de decir la verdad? ¿Alguien les paga por estar mintiendo? Nada más reflexionen que el daño es para todos, es para la sociedad y forman parte de la sociedad.”

Cuitláhuac García

Para cerrar la pinza, AMLO brinda su respaldo a todos estos gobernadores, como al de Veracruz: “La mayoría del pueblo apoya a Cuitláhuac y nosotros también, yo respaldo al gobernador, no solo porque es una autoridad legal, legítimamente constituida... es un gobernante con principios e ideales”. Luego, para rematar le dijo, “no estás solo”. Es como escuchar el infame “no te preocupes Rosario” de Peña, pero cada dos días, en lugar de cada dos años.

La víctima evade su responsabilidad

AMLO utiliza la victimización para ocultar los fracasos de su gobierno. A partir de su postura de víctima confronta a la ciudadanía e incluso, manipula la agenda nacional, solo se discuten los temas que él propone en la mañanera y el debate queda en si lo atacan los malvados o lo aplauden las focas ciegas que idolatran al mesías.