Ya vimos que levantarse temprano y sostener reuniones a las seis de la mañana —que no sirven de nada— con el gabinete de “Seguridad”, NO cuentan como trabajo. Tampoco presidir las mañaneras día tras día.

Sí, esas que son el foco central de un gobernante que no ha sabido gobernar y que ha preferido seguir en campaña.

En particular, estamos hartos de la actitud farsante del presidente y de Ana Elizabeth García Vilchis, quien conduce una sección que, aunque no lleva mucho de estrenarse en las diarias conferencias de prensa, ya cansa… gansa.

Necesitamos que el primer mandatario se ponga a trabajar y que no haga de Palacio Nacional un patíbulo para pasar por el mismo a los críticos del régimen, y donde él, AMLO, pose de pobre víctima. Como bien dice Leonardo Curzio: que AMLO repita hasta el cansancio “la venganza no es mi fuerte”, es un acto más de auto constricción / confesión que cualquier otra cosa.

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¡Y la otra! Estamos fastidiados de una improvisada que, a falta de miércoles, ahora en jueves la quiso hacer de directora de edición del periódico Reforma. Jugó a jueza del balance editorial de una nota periodística al respecto de Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, y concluyó que esta mostró “cero equilibrio periodístico” para rematar diciendo que es “francamente de risa que los medios señalen una rivalidad entre ambos”. Ahora resulta que ella determina lo que es atractivo periodísticamente hablando…

Así es, la burla del miércoles llamado “quién es quién en las mentiras de la semana” pasó al jueves. Lo que no significó que dejara de ser un espacio donde se intimida desde el poder. Total abuso del gobernante cortesía de nuestros impuestos. De derecho de réplica nada.

¿O qué decir de la cabeza del sistema público de radiodifusión del Estado mexicano haciendo propaganda contra Ricardo Anaya?

Propongo algo, aunque me temo al rotativo en cuestión no le va a gustar: que la señora Ana Elizabeth García Vilchis y el señor Jenaro Villamil se vayan, respectivamente, de directora editorial y de director ejecutivo del diario Reforma (y que, ya entrados en gastos, el primer mandatario deje la Presidencia) y, a cambio, que algunos directivos del diario en cuestión se muden a Presidencia a diseñar e implementar política pública. Algo es seguro: Reforma quebraría y al gobierno y al país les iría mejor.

La cuchilla de esta semana cayó sobre el diario, pero no fue lo único. Se dijo que el FONDEN “casi nunca llegaba a la gente y que ahora los apoyos los entrega directamente el gobierno”. ¡Qué les pregunten a los habitantes de las zonas afectadas por el paso del huracán Grace qué servía mejor! Pero eso no ocurrirá pues la intransigencia se dicta desde Palacio Nacional y se adereza con más mentiras.

Y fuera de la sección de las mentiras, pero ahondando en ellas, en la mañanera se dijo que ya estamos por llegar al 65% de vacunados contra el COVID-19 en el país. Cabe aclarar: no se especificó de qué país se hablaba... En México, tristemente, aún no se llega a ese número; ni remotamente.

Las cifras alcanzadas son únicamente de muerte: 256 mil 287 fallecidos por Covid-19, si bien, de acuerdo con el INEGI, la mortalidad de enero de 2020 a marzo de 2021 sumó un millón 437 mil 476 decesos, cuando la proyección solo era de 940 mil. Esto es: 497 mil 746 decesos de más que los esperados atribuibles al virus.

Si en lugar de juzgar y fustigar lo que dice la prensa y los críticos, Presidencia y gabinete se pusieran a trabajar, México podría enfrentar de mejor forma huracanes y pandemias.

Sin embargo, quien idea las mentiras se da perfecta cuenta de que el pueblo bueno —pero ignorante— se identifica con esa otra actitud. En el fondo no importa, entonces, que con dicha faramalla hagan ver al presidente como lo que es: un resentido visceral de odios profundos que poco o nada le importa gobernar un país.

Así lo hacen ver cuando exhibieron un mensaje en redes de Claudio X. González, quien criticó las acciones gubernamentales después del antes mencionado huracán. ¿En eso pierden el tiempo? ¿En escudriñar las redes sociales?

Francamente; un presidente de una nación mejor se vería trabajando, resolviendo problemas y no enojándose por lo que dicen o no dicen de él.

Se pide encarecidamente al gobierno en su conjunto, a la responsable de las mentiras y al presidente en particular, que se pongan a trabajar. Es urgente. No hay más.