Precisamente ayer, en nuestra columna de opinión, hablábamos de la importancia de mantener acuerdos de unidad para que el proceso de transformación fluya. Como sabemos, han aparecido o, mejor dicho, se han divulgado algunas encuestas de opinión pública que nos han llamado la atención poderosamente, concretamente ahora que Morena ha definido algunas reglas de participación interna. Ante esa situación, luego de fijar una postura, mencionamos lo importante que es, a estas alturas, sostener una cohesión con las fuerzas aliadas, especialmente cuando hay en puerta dos asuntos sustanciales que no se deben dejar pasar así de simple. El primero, evidentemente, las iniciativas que se discutirán en el tercer tramo legislativo que, por añadidura, necesitan del apoyo numérico de aliados, justamente los del Partido Verde Ecologista de México. Y el otro tema, queda claro, la conformación de un bloque que ha logrado convocar a segmentos importantes de la población para mostrar músculo en los ejercicios democráticos que se han llevado a cabo, en especial el que atestiguamos el pasado dos de junio.

Eso, sin lugar a dudas, tiene que ver con las decisiones que se han tomado en el Consejo Nacional de Morena. La decisión que se tomó, lo dije ayer, puede poner en jaque la permanencia de una alianza, especialmente en enclaves donde el proceso se tornaría muy cerrado si no se llegase a un acuerdo entre la coalición Seguimos Haciendo Historia. De lado de Morena, evidentemente, tiene que existir apertura para que la probabilidad de expandir el dominio lopezobradorista, en los tiempos de mayor apogeo de la presidenta Claudia Sheinbaum, se haga sentir. Un paso importante sería signar la unificación de los tres partidos que abanderaron a la jefa de Estado. Ayer hablábamos de la importancia del PT. Eso nos hizo valorar también lo fundamental que ha ido aportando el Verde Ecologista a la causa. Con ellos, hay que decirlo así, se han conseguido la aprobación de un paquete de iniciativas al marco constitucional y, de paso, victorias cruciales en distritos federales que, al final de cuentas, han hecho la diferencia para tener mayoría calificada.

A nuestro juicio, lo dije ayer, el CEN de Morena, especialmente por todo lo que viene en puerta, no debió supeditar la permanencia de una coalición por el tema de nepotismo que, como tal, no podemos afirmar que exista en los casos que hemos citado con anterioridad. Lo más importante, en aras de ir construyendo una agenda común, es fijar las metas a corto, mediano y largo plazo. Es evidente que, con ello, debe privilegiarse la pluralidad y la democracia participativa, no el agandalle. Es verdad, los mismos datos lo han confirmado, Morena es, por mucho, la primera fuerza política de México. Esa simple razón no los puede llevar a ser rehenes del pasado. Caso contrario, hay que unificar a quienes tienen esa misma visión y perspectiva de cambio y, por ende, dar cabida a ese círculo de determinaciones que se tomen al más alto nivel. Nos referimos a flexibilizar la narrativa para no caer en polarizaciones que, a la postre, puedan disolver una coalición que, desde mi punto de vista, ha demostrado ser el vehículo para continuar ganando terreno a nivel nacional.

En esa flexibilidad de la que hablamos, estamos completamente seguros, luego de que se concreten los acuerdos, que Morena cederá espacios de participación importantes para el PVEM, mayormente para las gubernaturas. Por ahora, no se ha mostrado algún indicio de que eso suceda, pero todas las señales apuntan a esa dirección, sobre todo por la reforma constitucional que se aprobó de nepotismo hasta el 2030. En San Luis Potosí, por ejemplo, una posible división de Morena y PVEM, puede ahuyentar al electorado y, de paso, dividirlo en virtud del poder de convocatoria que tiene el Verde Ecologista, sumado al abrumador respaldo del gobernador, Ricardo Gallardo. Él, sobra decir, es uno de los máximos exponentes del PVEM. Por esa simple razón, no tendría ningún sentido que se rompa una alianza que, además de la rentabilidad, garantiza el triunfo de forma contundente.

De no consumar una alianza en ese enclave, podemos advertir, desde luego, un choque de trenes entre Morena y PVEM. Eso, además de darle cabida para que la oposición gane terreno, puede agudizar las tensiones en el mismo legislativo federal. Eso, que sabemos a nadie le conviene, puede abrir el compás para signar acuerdos. De entrada, será una verdadera prueba de fuego, sobre todo por el posicionamiento que ha realizado Luisa María Alcalde. Una manera de poder flexibilizar esa narrativa, evidentemente, es encontrar acuerdos a través del consenso, pues siendo objetivos, la coalición Seguimos Haciendo Historia, con ese respaldo que tiene en las encuestas, tiene la posibilidad de ganar todo en 2027, incluyendo Aguascalientes, Chihuahua y Querétaro.

Las columnas más leídas de hoy

En esa tesitura, en efecto, Morena acaparará el mayor número de posiciones, queda claro, por la proporción que representa en trabajo territorial. Eso no está ni siquiera en discusión; sin embargo, no debe minimizar al PVEM. Dadas las circunstancias, tal parece, el partido guinda puede ceder al Verde San Luis Potosí, de eso estoy completamente seguro. De no hacerlo, no solo estaría minimizando, sino que seríamos testigos de un choque de trenes si se enfrentan en las boletas entre sí.

Se ha ido especulando mucho el rompimiento en la coalición. A nuestro juicio, sobre todo guiándonos por esa unidad que ha pedido Claudia Sheinbaum a través de una misiva, es que la alianza de la cuarta transformación se mantendrá unida. No se le puede supeditar, ni mucho menos menospreciar, pues su proporción numérica, siendo francos, ha marcado la diferencia, en especial para sentar las bases de un proyecto de nación que son respaldados desde el legislativo federal. Ahí, queda claro, el PVEM, sea cual sea el tema, ha cerrado filas con la jefa de Estado.