Claudia Sheinbaum y los propagandistas del régimen aseguran, ufanos, que ganó el primer debate presidencial, como si no fuese un juicio de carácter plenamente subjetivo y no estuviese sujeto a las interpretaciones que cada uno haga del resultado.

Pero sí que existe un cuasi consenso entre los analistas políticos en torno al hecho de Claudia Sheinbaum demostró un mejor desempeño. Si bien no respondió algunas respuestas, fue más articulada, se mostró más “cool” frente a los ataques de sus opositores, fue bastante capaz de esquivar las acusaciones de Xóchitl y envió un mensaje más contundente sobre cómo debe ser un jefe de Estado.

Una de sus principales estrategias, como bien lo señalé ayer en mi columna intitulada “¿Cuál fue la estrategia de Claudia?” fue pintar a Xóchitl Gálvez como la candidata del PRIAN; en su voluntad de hacer recordar a los mexicanos que la panista es la representante de un PRI corrupto que ha dado a luz a grandes lacras de la vida pública mexicana.

Y lo hizo bien. Xóchitl, por su parte, claramente incomoda, no supo cómo responder, y ante las descalificaciones implícitas de Claudia, calló sin hacer mayores referencias a un hecho que por sí mismo siembra dudas sobre la autoridad moral de la candidata oficial: ser la abanderada del Partido Verde.

¿No hubiera sido buena idea de que Xóchitl, tras ser llamada “la candidata del PRIAN” respondiera diciendo que Claudia era la candidata del Verde, es decir, del partido político más corrupto y violador de la ley electoral en la historia reciente de México?

¿O se han olvidado de la larga lista de políticos corruptos del Verde empezando por el petulante niño verde y sus amigos? ¿O los casos de corrupción documentados por Mexicanos Unidos contra la Corrupción contra Manuel Velasco en el caso de la Estafa Maestra? ¿O quizás el bochornoso oportunismo político del Verde sin haber aportado –jamás en su historia– el menor elemento en beneficio del pueblo de México.

Y ni que decir de la hipocresía presente en el discurso de Claudia y del Verde. Mientras la candidata oficial sostiene en sus manos a la Tierra en sus espectaculares –como si tuviese como objetivo cuidar del planeta– el Tren Maya continúa devastando el sudeste mexicano, cargándose a su paso la biodiversidad, la fauna y la flora de los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

En suma, sí que Xóchitl abandera al PRI y al PAN (sin ser militante). Sin embargo, Claudia representa (sin ser militante) al corrupto Partido Verde. ¿No sería buena idea recordarlo en los debates? ¿O piensan entregarle a Morena y al Verde la presidencia en bandeja de plata?