Ya sé que la oposición jamás reconocerá la capacidad política de la presidenta. Ni falta hace. Hace poco, de hecho, circuló una de las encuestas más confiables en un medio internacional. Claudia Sheinbaum, en ese nivel que se ha sostenido, tiene el 82% de aprobación. Eso, por completo, sucumbe a una oposición que se encumbra en una minoría que ya ni siquiera se deja sentir y escuchar. Ellos, de tiempo completo, siguen decididos apostar por la guerra sucia que, de plano, no les funciona pese a lo rimbombante y lo ruidoso que han tratado de posicionar las noticias o, mejor dicho, las fabricaciones, que es una de las características que los envuelve en este entramado de mentiras del PRIAN.
Lo que verdaderamente tiene mucho sentido, a estas alturas, son las acciones que ha concretado la presidenta constitucional. De entrada, el país sigue consolidándose como una economía fuerte. Hay, de hecho, datos que pudimos constatar que, en concreto, reflejan que una cantidad importante de mexicanos han salido de la pobreza extrema. Su calidad de vida ha mejorado gracias a los programas sociales y, desde luego, a la política de Estado. De eso, como de muchas otras cosas, no dan cuenta los líderes impresentables de la oposición. Por eso minimizamos las estrategias perniciosas que los conservadores ponen en marcha. No hay, por lo menos ahora, nada que pueda opacar el buen desempeño de Sheinbaum. Es más, el tema del coordinador de los senadores de Morena, por ser un asunto ajeno a la jefa de Estado, no ha mermado la labor del gobierno. Al contrario: eso ha encauzado a la unidad al interior del movimiento.
La misma Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, ha respaldado cada una de las acciones y propuestas de Claudia. Con ese enorme interés, a propósito de ello, las estructuras del partido se han movilizado a tierra. Habrá visitas a las 32 entidades federativas para construir comités de participación que, en un momento dado, servirán como base de apoyo o representación en los procesos electorales que se avecinan. Eso, con mucha dificultad, lo tendrá que encarar un PRIAN paralizado y desahuciado. Ellos, que han caído tan bajo, perderán todos los enclaves que estarán en juego, incluidos Querétaro, donde los escándalos de despilfarro de Mauricio Kuri han escalado. Fue muy incómodo para el gobernador, en efecto, tener que salir a escena a explicar lo que claramente no les creímos. Eso, desde luego, le cobrará factura a la hora que la sociedad salga a decidir el futuro de un punto crucial.
Aunque eso no deja de ser importante y prioritario para Morena, es momento de resaltar la capacidad que tiene nuestra presidenta. Ella, pese al clima que se originó, sacó la casta, inclusive en los momentos de mayor tensión con el vecino país del norte. Lograr lo que hizo Sheinbaum, además de ser histórico por la magnitud del acuerdo, coloca a la mandataria en otro nivel. De hecho, el tamaño del impacto la hizo merecedora de reconocimiento y elogios. La cobertura que le dieron a la noticia, incluso, trascendió en medios internacionales. Eso, desde luego, nos dejó muchas esperanzas y, por supuesto, la puerta abierta para encontrar coincidencias que serán posibles a la hora de renegociar el tratado comercial que viene implícito en el T-MEC.
Lo que sucedió no es poca cosa. Claudia nos demostró, como dijo ella, estar a la altura de las demandas que aquejan a la población, sobre todo aquella que vive en vulnerabilidad. Sheinbaum, al igual que AMLO, va que vuela para hacer historia. La soberanía, como un principio rector, se defiende a capa y espada. La presidenta de México, con una muestra clara de ello, siempre pone el interés colectivo por encima de cualquier cosa. De igual forma, nos enseñó que es posible encontrar canales de comunicación cuando no se quita el dedo del renglón. Por eso nuestra presidenta, aunque le cueste trabajo decirlo a la oposición, está en su mejor nivel y apogeo. Se ha ganado a pulso el cariño de la población que, como botón de muestra, confía ciegamente en su proyecto de nación.