Me disculpo si doy consejos que nadie me pidió.
La presidenta debe ser la administradora de una infraestructura defectuosa. La escuela de negocios de Harvard recomienda, a quien esté en esa posición, ir mucho más allá de la sola administración para asumir los retos del liderazgo en tiempos de crisis.
Para lograrlo, siempre según Harvard, Claudia Sheinbaum está obligada a hacer visible lo que ya no puede permanecer invisible. Ya resulta imposible ocultar que en la 4T hay balastro —ferroviario y político— de mala calidad. Llegó la hora de documentar lo que está fallando, por corrupción, frivolidad o ambiciones personales en el ecosistema que es Morena. Esto implica dejar de insistir en parches para pasar a desechar los materiales —militantes aliados— echados a perder.
Hay administraciones que heredan verdaderos lastres. Reconstruir lo que está mal hecho o romper convenios perjudiciales para el Estado puede tener consecuencias políticas o legales, pero a pesar de esto debe Sheinbaum intentarlo. Fuerza le sobra para semejante tarea.
La presidenta debe partir de la evidencia. Para recolectarla está la fiscal general, Ernestina Godoy, a quien podría apoyar el secretario de Infraestructura, Jesús Esteva, y el titular de la Agencia del Transporte Ferroviario, Andrés Lajous.
‘Si se descarrila es otro pedo’
¿El balastro de la vía del tren descarrilado era de mala calidad, como se ha sugerido en una llamada grabada que parece probar la corrupción en el suministro de ese material —“ya si se descarrila es otro pedo”—? Hay motivos para pensar que sí.
Si se dudara de quien difundió tal llamada —Carlos Loret—, convendría revisar el artículo “Descarrilamiento anunciado” de Alejandro Domínguez, publicado en Milenio.
El pasado 23 de septiembre, él escribió que “la seguridad del Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec podría estar en riesgo si se confirmara que se han utilizado materiales de mala calidad mezclados con los adecuados para la cimentación de la vía en algunos tramos”.
Alejandro Domínguez tuvo acceso a información confidencial “de otro de los tramos de la vía, donde un consorcio constructor mezcló materiales para entregar balastro más barato”. El tema, asegura el periodista, “llegó a la Secretaría de Marina”, y se pregunta si “la transa se habrá repetido en otros tramos, como el del accidente”. Revisar toda la obra es lo menos que se puede hacer.
El balastro político que Claudia Sheinbaum debe desechar
En la industria ferroviaria la función del balastro es la estabilidad. ¿Hay balastro político? Digamos que sí. Si es bueno, cabe utilizarlo como sinónimo de estabilidad y probidad.
La parentela
Muy tristemente para la 4T, ha hecho crisis algo que al expresidente AMLO en su momento le pareció muy positivo —a cualquier padre amoroso le llenaría de orgullo—, que su tercer hijo, Gonzalo, le ayudara sin cobrar a supervisar la obra del Tren Interoceánico.
De Gonzalo López Beltrán tengo la mejor opinión. Pero, como siempre, los amigos todo lo ensucian. En el mejor de los casos fanfarroneaban presumiendo inexistentes ilegalidades dos tipos que han presumido sus relaciones con el hijo de AMLO, Amílcar Olán y Pedro Salazar Beltrán. En el peor de los casos, las ilegalidades eran reales, lo que es creíble dado que los amigotes lo hicieron en lenguaje de juniors frívolos y arrogantes, acostumbrados al dinero fácil.
No hay motivos para acusar a Gonzalo, pero… está en un serio problema. Se equivocó su padre, Andrés Manuel, al permitirle algo perfectamente normal en la vida privada, donde estas situaciones si salen mal afectan a la familia, y nada más. La crisis de Gonzalo López Beltrán, inclusive siendo él inocente —como pienso que lo es—, daña la reputación del más exitoso proyecto político mexicano de las últimas décadas, la 4T. AMLO no entendió que la familia debe quedar totalmente al margen de la política.
Leí en Google que el poder, cuando se comparte en privado, se degrada en público. Una transformación tan profunda como la encabezada por López Obrador necesita ser ciento por ciento creíble —si no tiene credibilidad absoluta, entonces pierde su principal activo—. La solvencia moral total solo es posible cuando el apellido se queda fuera del despacho presidencial. AMLO no lo quiso así.
Claudia Sheinbaum sabe que un movimiento como la 4T solo triunfará con autoridad ética si va más allá de gobernar bien: tiene que gobernar con excelencia y limpieza. Para lograrlo deberá cerrar definitivamente la puerta a cualquier relación familiar ligada al poder, tanto si se trata de parientes de la propia presidenta como del expresidente.
La etimología de balastro
La palabra balastro viene del latín ballastum y del griego ballastós, y aun del sueco barlast: carga inútil, lastre, peso muerto para dar estabilidad a las embarcaciones. En la industria ferroviaria sirve para que la vía no pierda su alineación y, de esa manera, evita el descarrilamiento del tren.
Eso cuando el balastro es bueno. ¿Cuándo es malo? Vuelca a los vagones. El balastro corrupto es una metáfora desgraciadamente muy actual del sistema político más limpio que se había construido en mucho tiempo, en riesgo de ser degradado por la corrupción.
En las vías ferroviarias y en la política mexicana, el buen balastro cumple con la función de, en el primer caso, mantener la estabilidad de los trenes, y en el segundo, sostener la legitimidad de la 4T.
El riel puede ser moderno, el tren puede ser nuevo y la presidenta y el expresidente pueden ser —como son— personas honestas, pero el tren descarrila si el balastro político es de mala calidad.
Al gobierno de Sheinbaum le dañan los casos, todos heredados, de balastro defectuoso —bastante menos que en los sexenios del PRI y del PAN, pero tristemente todavía sin acercarse ni remotamente a la meta de cero corrupción—. Sobran ejemplos de pésimo balastro —como sinónimo de lastre político— en la militancia de Morena o en sus aliados.
No son pocos los oportunistas de la 4T que la presidenta debería soltar, como lastre, para que su administración pueda navegar con estabilidad.
Los balastros humanos podridos son los funcionarios o legisladores que no creen en el proyecto de la 4T, pero viven del mismo.
La responsabilidad de la Secretaría de Marina —e inclusive del propio Gonzalo López Beltrán— fue la de no haber atendido con rigor técnico las denuncias de fallas en la construcción de la vía. Este es un error en el que no debe caer la presidenta. Tiene que revisar cuánto balastro político corrupto participa en posiciones de poder.
Entre los balastros políticos echados a perder algunos quizá son útiles, como Ricardo Monreal y Adán Augusto López. No son ejemplo de pureza, pero han mantenido el orden legislativo. Otro balastro sucio que aporta eficiencia es Marcelo Ebrard. O Santiago Nieto: su boda en Guatemala podría olvidarse si volvieran a requerirse sus servicios.
El resto del balastro político de mala calidad es prescindible. Llegó la hora del retiro de toda actividad política —al menos durante el presente sexenio— de jóvenes a quienes considero honestos, pero que no pueden con el peso simbólico que cargan, los hijos de AMLO, José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo López Beltrán.
El tal Amílcar Olán, cualquiera que haya sido su relación con la familia del expresidente, debe ser investigado, lo mismo que Pedro Salazar Beltrán.
Ignacio Ovalle, exdirector de SEGALMEX, no puede quedar sin castigo. Y a Manuel Velasco, senador del Verde, la 4T lo debe desechar: su estilo suntuoso de vida es el ejemplo más claro de cómo la 4T normalizó convivir con viejas prácticas a cambio de votos. Es el caso de Pedro Haces, líder sindical enriquecido que representa el peor pragmatismo de la izquierda: la decisión de convivir con el viejo poder corporativo. Lo mismo se debe decir de Karina Barrera, alias Dato Protegido, y de su esposo, Sergio Gutiérrez Luna. Hay más: Félix Salgado Macedonio, Cuauhtémoc Blanco…
#FumigaciónNecesariaYmásqueUrgente
Ni Claudia Sheinbaum ni su círculo cercano pertenecen a la anterior categoría. Pero en el caso del Tren Interoceánico sería la tercera vez que Sheinbaum estuviera en el riesgo de pagar por los platos que alguien más rompió. La tragedia del colegio Rébsamen se dio por irresponsabilidad de anteriores administraciones de Tlalpan. En la Línea 12 del metro las fallas fueron de origen, sí, de cuando Ebrard lo construyó.
La unidad de la 4T no deberá ser obstáculo para llegar a la verdad.
¿Qué debe hacer la fiscal Godoy?
Ernestina Godoy deberá decidir el destino de los balastros políticos que no necesita la 4T, empezando por los del Tren Interoceánico.
Su punto de partida tienen que ser peritajes independientes. Urge saber, por lo menos, si el balastro utilizado cumple con la dureza necesaria o si es material defectuoso producto de la corrupción.
La legitimidad de la 4T está en manos de la fiscal Godoy, a quien en lo político deberá apoyar la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Como el Tren Interoceánico está estrechamente ligado a las aduanas, Godoy deberá averiguar, apoyada en Omar García Harfuch, si hay o podría haber vínculos entre los proveedores de materiales defectuosos y las redes de contrabando de combustible que han salpicado a la Marina.
Ernestina debe sacar la espada que corte el nudo gordiano de la corrupción.



