Hay quienes cuestionan a Paco Calderón, caricaturista de Reforma, por su ideología neoliberal; yo no porque —es lo que pienso— los principios de política económica neoliberales son los únicos que generan progreso en el capitalismo, que es el sistema en el que vivimos y no hay posibilidad de cambiar, o no en el mediano plazo; diga lo que dijere la izquierda mexicana.
En lo personal, al monero Calderón lo he criticado por misógino, que lo es sin duda; también por la forma absolutamente irracional en que manifiesta su odio a AMLO.
Le veo virtudes al viñetista Calderón, sobre todo la de su inteligencia. Él es un tipo listo, no tengo la menor duda. Y además informado.
De ahí mi sorpresa ante su cartón de hoy domingo 12 de junio en Reforma. Quiso defender a su tocayo de apellido Felipe Calderón, y el monero de la derecha terminó por arruinar lo poco que quedaba en pie del prestigio del marido de la señora Margarita Zavala.
El monero del diario dirigido por Alejandro Junco hizo una tonta comparación entre su admirado Felipe Calderón Hinojosa y su aborrecido Andrés Manuel López Obrador.
Según el caricaturista, Felipe Calderón detuvo a 23 capos de la droga, mientras que AMLO no ha arrestado a nadie.
Más allá de que es falso que en el actual gobierno no se haya combatido a las mafias, debo en primer lugar subrayar un hecho: Calderón hacía inmorales y enormes shows cada vez que cualquier delincuente era detenido o inclusive acribillado, mientras que López Obrador ha rechazado luchar —políticamente hablando— con tales hechos que ninguna sociedad civilizada puede presumir.
Pero el problema —tanto para Calderón, el monero, como para Calderón, el mono— radica en una gran verdad que el caricaturista no menciona y de la que con toda seguridad no quiere acordarse: el operador y estratega de la guerra contra el narco de aquel gobierno, Genaro García Luna, trabajaba para una de las mafias más poderosas, la de Sinaloa; García Luna ahora mismo está en prisión, en Estados Unidos, por haber sido empleado de los narcos. Esta es una gran verdad.
Si García Luna habla —si suelta la sopa, para expresarlo en lenguaje técnico—, la señora Margarita Zavala, a quien respeto, pasará por la peor crisis de su vida, ya que su esposo será juzgado por complicidad con el narco allá de aquel lado de la frontera norte.
Pero, las cosas como son, en un análisis estricto debe comentarse que Felipe Calderón no arrestó a ningún delincuente; lo único que hizo fue apoyar a su estratega en la fallida guerra contra el narco, quien se dedicó a eliminar competidores del cartel para el que García Luna trabajaba.
¿Estaba Calderón al tanto de que García Luna era un delincuente de altos vuelos? Es la pregunta que deberá responder ante jueces y fiscales de Estados Unidos.
Esa historia, la de un gobierno que se entregó al narco, es la que nos recordó el moderno Calderón en su cartón de hoy; en efecto, la historia de que Felipe Calderón y Genaro García Luna pusieron las instituciones de seguridad del Estado mexicano al servicio del Cártel de Sinaloa.